Sa Mitja Lluna es un yacimiento muy especial, tanto por su singularidad, por su buena conservación, como por su ubicación. Se trata de la única mina de cobre con constatación de explotación prehistórica que se ha documentado en las Islas Baleares hasta ahora. Además de ello, se encuentra en un lugar privilegiado, como es la Illa de Colom, dentro del Parque Natural de s'Albufera des Grau (Maó).
Las excavaciones en sa Mitja Lluna representan la culminación de un trabajo realizado durante los años anteriores a su descubrimiento. El equipo ArqueoUIB (Universidad de las Islas Baleares) había estado buscando evidencias de explotación prehistórica de minerales de cobre tanto en Mallorca como en Menorca desde el año 2007. En el año 2010, se localizó el yacimiento prehistórico.
Más tarde, en el año 2012 y el año 2014, un equipo formado por miembros de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y de la Universidad de Sevilla (US), realizaron dos pequeñas intervenciones arqueológicas que permitieron confirmar una cronología de la edad del bronce por esta mina y recuperar una cantidad significativa de material arqueológico en contexto. El estudio de estos materiales, así como las analíticas físico-químicas de los minerales que se pueden encontrar allí, han permitido generar información importante sobre las estrategias de captación de recursos de las comunidades prehistóricas, no sólo de Menorca, sino también de las otras islas del archipiélago.
El año 2019 se inició una nueva etapa en las investigaciones de este yacimiento con un proyecto a largo plazo que permitirá profundizar en el conocimiento tecnológico de la minería de este momento, así como en el conocimiento de las personas que realizaban estas actividades y utilizaban este recurso.
Además, estas investigaciones toman especial relevancia en el marco de la candidatura de Menorca Talayótica. Como ya se dio a conocer, la candidatura ha sufrido un cambio de planteamiento, por requerimiento de ICOMOS, para dar más valor al paisaje asociado a los yacimientos. En este caso, tenemos cerca la torreta de Tramuntana, que ya estaba en la anterior candidatura, pero ahora, con el nuevo enfoque, se ha valorado añadir las más de 500 hectáreas del entorno de la torreta de Tramuntana, la Illa d'en Colom, y la lámina de agua que separa la Illa d'en Colom de tierra.
Trabajando en la mina.
Sa Mitja Lluna es un yacimiento minero que se encuentra a cielo abierto, al borde de un acantilado con forma de semicírculo, orografía que da nombre a su topónimo (media luna). Normalmente, la zona donde se encuentran minerales, se va trabajando sucesivamente a lo largo del tiempo, cada vez con nuevas técnicas que van borrando los trabajos anteriores. En este sentido, sa Mitja Lluna es un yacimiento excepcional, ya que no hay explotaciones posteriores que hayan dañado las evidencias prehistóricas. Podríamos decir que la mina se encuentra intacta, tal como la dejaron los últimos mineros prehistóricos.
La excavación arqueológica en extensión de uno de los escombros ha puesto al descubierto la existencia de una trinchera excavada en la roca, siguiendo probablemente un filón de cobre que debía correr de forma más o menos paralela al acantilado, en dirección NS. Antes de las intervenciones arqueológicas, esta trinchera no era apreciable, ni se podía intuir su presencia, ya que estaba totalmente colmatada de escombreras. Esta escombreras se acumulan más allá del nivel natural de la roca, conformando, además, una pequeña elevación sobre estos trabajos y invisibilizando los mismos.
Asimismo, hay que destacar que la zona intervenida parece sólo una pequeña parte de esta trinchera. La profundidad de la misma en la zona intervenida en la campaña de 2019, aún no se puede confirmar, ya que no se ha agotado toda la estratigrafía. Parece que los trabajos de minería se adentran de forma irregular en la zona más Oeste del subsuelo, mientras que en la zona Este de la trinchera (la parte más cercana al acantilado), el nivel de la roca madre es más alto. No se descarta la existencia de galerías o pozos.
Entre los escombros de mina encontramos rocas de cuarzo con minerales de cobre primarios (calcopirita) y secundarios (malaquita, azurita, etc.). En cuanto a los materiales arqueológicos, las intervenciones han permitido documentar restos cerámicos en el contexto estratigráfico de los estériles excavados junto a los frentes de trabajo documentados, si bien esta cerámica aparece siempre muy fragmentada, resultando muy complicada la identificación de formas. Por otra parte, las pastas y desengrasantes sí permiten atribuir una cronología relativa que nos sitúa en todo momento en la edad del bronce, siendo esto coherente con los resultados de las dataciones radiocarbónicas.
La presencia de cerámica no ha podido relacionarse por ahora con procesos vinculados al tratamiento del mineral, por lo que probablemente debemos relacionarla con el consumo de alimentos y bebidas a pie de mina, ya que también se han encontrado restos de fauna.
Por otra parte, las herramientas de minero líticas, son numerosas, tanto en superficie como entre el material de las escombreras. Se han definido varios tipos de herramientas, atendiendo usos probables determinados a partir de sus características y cálculo aproximado del peso en su estado inicial. La mayoría de estas herramientas están fabricadas a partir de guijarros seleccionados por su peso, su forma ligeramente ovalada y su textura granulométrica. Pensamos que estos se llevaron allí des de una de las calas de la Illa d'en Colom, la conocida precisamente como Punta des Macs, a unos 750 m de Sa Mitja Luna, en la que abundan este tipo de piedras.
Hay algún tipo de herramientas que cuentan, en mayor o menor medida, con muescas y modificaciones puntuales y poco definidas por su enmangue.
Existen otras herramientas más grandes, piedras que pueden llegar a pesar unos 16 kg. Estas herramientas no muestran modificaciones para su enmangue, pero sí presentan marcas de uso o roturas en las zonas proximales y distales, provocadas por su uso como percutores. Seguramente, estas grandes herramientas eran utilizadas con las dos manos, usando su peso para golpear y romper la roca. Algunas de estas, también presentan marcas de picoteado en su zona ventral por haber sido utilizadas como mortero o yunque.
También se han recuperado pequeños percutores que podrían haber sido el complemento de estos «yunques». Se trata de pequeños guijarros que tienen marcas en uno de los extremos de haberse utilizado para picar. El tamaño de estas herramientas es apta para usarse directamente con una sola mano y sin mango. Basándose en este tipo, se sugirió la hipótesis de la existencia de una fase de triturado y selección de mineral a pie de mina.
Por ahora no se han encontrado asentamientos estables ni construcciones permanentes de esta cronología en la Illa d'en Colom, pero no se descarta que los mineros hicieran campamentos estacionales. Una acción de este tipo es muy difícil de identificar, ya que consistiría básicamente en zonas de descanso con infraestructuras sencillas y efímeras, muchas veces arqueológicamente invisibles en superficie.
¿Qué supuso la explotación de esta mina menorquina para las
comunidades prehistóricas de las Islas Baleares?
El estudio de esta mina, junto con varias analíticas de otros minerales de las islas, nos sugiere que el mineral procedente de Menorca podría haber tenido una participación importante en el aprovisionamiento de materias primas para las otras islas. Es importante tener en cuenta que, por los estudios realizados hasta ahora, no parece que Sa Mitja Lluna mina fuera una explotación de gran envergadura (si pensamos en las minas romanas o las de época industrial, por ejemplo), por lo que es muy posible que otras minas estuvieran en funcionamiento en la isla de Menorca durante la edad del bronce.
Gracias a las investigaciones de Sa Mitja Lluna, otros estudios realizados sobre piezas arqueológicas de metal, muestran la posible llegada del cobre de Menorca en Mallorca, e incluso en las Pitiusas. Dentro de la misma isla de Menorca, se han detectado metales posiblemente realizados con cobre autóctono, como por ejemplo en la necrópolis de la Cova des Pas o en la Cueva des Càrritx.
Por otra parte, aunque hablamos de islas, hay que decir que Menorca y el resto del archipiélago no son territorios aislados. Está claro que todas las islas mantenían una intensa conectividad entre ellas, pero también estaban conectadas con otros lugares del Mediterráneo. Las analíticas sobre metales de la edad del bronce también nos muestran la llegada de materias primas de diferentes lugares. Así, por ejemplo, sabemos que llega metal del sur peninsular, Cataluña, sur de Francia y Cerdeña.