Cristina Bravo e Irene Riudavets son las dos arqueólogas detrás de Nurarq Menorca Arqueología y Cultura, empresa con la que gestionan el poblado talayótico de Torralba d'en Salort (Alaior). Estas dos licenciadas en Historia (por la Universidad de Aberdeen y la Universidad de Barcelona, ??respectivamente) acumulan una larga experiencia de campo, habiendo trabajado en proyectos arqueológicos en Escocia, Inglaterra, Egipto y Mallorca, entre otros. También en equipo, dirigen la escuela de arqueología de Sa Cudia Quemada Fieldschool Archaelogy y las excavaciones en Torralba d'en Salort.
¿Cómo nació su interés por la arqueología? ¿Qué les llevó a la cultura talayótica?
(Irene) En mi caso, me empecé a interesar por la arqueología gracias a libros y documentales sobre Egipto, cuando era muy pequeña. Desde siempre me ha fascinado aquella civilización, y por esta razón decidí estudiar historia con el objetivo de ser arqueóloga.
Una vez terminada la licenciatura, realicé un máster en Historia Antigua, especializándome en Egipto, y entré a trabajar con un equipo de investigación (del que todavía soy miembro) que trabaja en la ciudad de Oxirrinco del Egipto Medio.
Sin embargo, mi primera experiencia de campo fue a los 18 años en Torre d'en Galmés. La conexión entre la cultura talayótica, que me interesó desde el momento en que empecé a excavar, y el mundo egipcio la encontré en la figurita de Imhotep, a la que dediqué mi trabajo final de máster. Ahora compagino las dos cosas, dedicando gran parte de mi investigación a los recintos de taula, de los que aún queda mucho por descubrir.
(Cristina) Desde siempre me había gustado la historia, las lenguas antiguas y la arqueología. De adolescente, mi pasión era la Historia Medieval, por lo que al terminar la carrera en Escocia me especialicé en Historia Medieval. Posteriormente, me especialicé en Mundo Grecolatino por la UOC y la Universidad Autónoma de Barcelona, ??siendo la arqueología romana mi principal interés desde hace años. Tras trabajar en el ámbito de la arqueología de urgencia en el Reino Unido y en diferentes partes de la Península Ibérica, llegué a Menorca, donde me adentré cada vez más dentro de la cultura talayótica. La época del Talaiótico Final y el inicio del mundo romano en la isla es el momento que más me interesa. La cultura talayótica ahora centra mi vida profesional con los proyectos de investigación que tenemos en marcha tanto en Sa Cudia Quemada como en Torralba, además de por el hecho de gestionar este segundo yacimiento.
Con la empresa Nurarq administran el yacimiento de Torralba d'en Salort, ¿cómo empezó esta aventura más allá de su profesión como arqueólogas? ¿Por qué decidieron dar este paso?
Como arqueólogas autónomas, pensamos en la posibilidad de montar una empresa que nos pudiera aportar remanente para invertirlo en investigación científica. Es decir, lo que nos interesaba era encontrar una fuente extra de financiación que nos ayudara a dedicarnos más a la investigación. Nuestra idea era que esta empresa estuviera relacionada con el patrimonio arqueológico.
En 2017 se nos ocurrió presentar una propuesta de gestión integral del yacimiento a sus propietarios, la Fundación Islas Baleares, ubicada en Mallorca.
¿Qué hace especial al yacimiento de Torralba d'en Salort?
Torralba d'en Salort es un yacimiento espectacular. Tiene, como monumento estrella, el recinto de taula mejor conservado de Menorca. Además, en su interior se documentaron tres de las posibles divinidades que los talayóticos adoraban, entre ellas, el icono de la Menorca Talayótica: el toro de bronce de Torralba.
Aparte, cuenta con dos talayots, una sala hipóstila, una pequeña necrópolis de hipogeos y otras estructuras que lo hacen uno de los poblados más interesantes de la isla.
Son un buen ejemplo de cómo mantener un equilibrio entre la conservación de nuestro patrimonio y el turismo, una tarea complicada. ¿Cuáles son los principales retos a los que se han enfrentado?
Los retos a la hora de gestionar un yacimiento no se acaban nunca. Las tres primeras temporadas (la etapa pre-Covid), fueron intensas porque el estado de las infraestructuras del yacimiento era bastante precario. Además, hay que tener en cuenta que todos los gastos los sufragamos con nuestros propios ingresos. En 2018, justo una semana antes de iniciar la primera campaña de intervención arqueológica, nos pasó por encima el famoso tornado, arrancando más de 20 árboles y causando desperfectos en paredes secas y en el quiosco. Aún así, conseguimos que la empresa fuera rentable y, a partir del segundo año, pudimos destinar dinero generado de la actividad económica a la investigación científica, iniciando el proyecto de investigación.
Uno de los principales retos al que nos enfrentamos es la aceptación de nuestro modelo por parte de la sociedad menorquina. Gestionar un yacimiento de forma privada, sin ayudas públicas de ningún tipo, es un concepto que no acaba de quedar claro y que nos gustaría remarcar. Cuando una persona paga una entrada para visitar el yacimiento (o por cualquiera de nuestras actividades) está contribuyendo íntegramente no sólo a su mantenimiento, sino también a la investigación arqueológica, es decir, a las excavaciones anuales que hacemos. Además, este modelo de gestión también considera importante tener recursos suficientes para la contratación de personal (informadores en la caseta, personal de mantenimiento, etc). Pensamos que la gestión del patrimonio menorquín puede ser una vía para generar puestos de trabajo en la isla.
Cuando alguien considera que no debería pagar por visitar Torralba, queremos remarcar que ni un céntimo de sus impuestos va destinado a este yacimiento y, por tanto, libremente decide invertir en él cuando lo visita.
Como bien comentan, la investigación es uno de los principales ejes de su gestión. ¿Cuál es el objetivo del proyecto arqueológico?
Nuestro proyecto de investigación ahora mismo se centra en la excavación y puesta en valor de la parte central del yacimiento, es decir, la zona donde se concentran el recinto de taula y los dos talayots. Es una zona con una alta densidad de estructuras, algunas de las cuales aún no se han intervenido nunca. En 2020 iniciamos el estudio de las estructuras que rodean el talayot ??grande. Se trata de un proyecto ambicioso, a años vista, que esperamos que genere resultados que nos ayuden a comprender un poco más la etapa del Talayótico Inicial, de la que aún tenemos poca información, y la transición entre esta etapa y el Talayótico Final, cuando aparentemente se construyeron los recintos de taula.
Recordábamos antes la primera campaña de 2018, ¿qué resultados destacarían de lo que se ha descubierto hasta ahora?
La primera campaña tenía un objetivo muy claro: devolver la espectacularidad al recinto de taula, mediante la eliminación del gran obstáculo visual que representaba el enorme muro de pared seca construido frente a la fachada del monumento. Evidentemente, se valoró el impacto de la eliminación de parte del bien etnológico que representaba este muro, que tiene incluso nombre propio (es mur de sa misèria) y cuenta con unos 200 metros de longitud. Finalmente, eliminamos sólo los 18 metros que tapaban la fachada, consiguiendo así nuestro objetivo, además de preservar gran parte del bien etnológico.
Nuestra sorpresa fue que entre el muro y la fachada del santuario aparecieron estructuras de elevado interés arqueológico que no se habían documentado nunca. Entre estas estructuras, destaca un pavimento original del Talayótico Final que conduce a la entrada del recinto, una chimenea adosada a este pavimento, un monolito y dos cisternas, que también hicimos excavar, con resultados muy interesantes que se publicarán en breve.
¿Cuándo comienza la campaña 2021 y qué tienen previsto?
La campaña de intervención de 2021 está prevista para diciembre. Planeamos continuar con la excavación de la plataforma superior y la zona sur del talayot ??grande. Durante este año, además, estamos redactando dos memorias de intervención. La primera es la memoria quinquenal del proyecto de intervención en el recinto de taula de Sa Cudia Quemada, y la segunda es la memoria de la intervención centrada en la zona delantera del recinto de taula de Torralba.
Estas memorias incluyen una serie de estudios especializados, entre los que destacan los de fauna, cerámica, industria lítica y varias dataciones radiocarbónicas. Esperamos poder publicar los resultados de estos proyectos próximamente en revistas científicas especializadas, una tarea que también es imprescindible en investigación, pero normalmente poco visible de cara al gran público.
¿Qué podría suponer para la isla la declaración de patrimonio mundial de Menorca Talayótica?
Está claro que esta declaración generaría más interés hacia la arqueología de Menorca, una oportunidad para darse a conocer más y recibir turismo cultural en cualquier época del año. Esto no sólo sería positivo para los que nos dedicamos a la arqueología y la gestión cultural, sino también, en términos económicos, para muchos sectores.
Y aún más importante, ser Patrimonio Mundial sería el mayor reconocimiento que se podría recibir y ayudaría a que Menorca Talayótica fuera valorada por quienes aún no la conocen o no le dan importancia. Se trata de un título que da valor al patrimonio por sí mismo, y uno de las consecuencias más importantes es que esto ayuda a su conservación.
Y como investigadoras, ¿cuál es el potencial de Menorca Talayótica? ¿Qué retos presenta la cultura talayótica?
Menorca Talayótica tiene todo el potencial que se quiera. Hablando en términos de investigación arqueológica, todavía es más lo que no sabemos que lo que sabemos sobre muchos aspectos de la prehistoria de la isla. Por ello, es imprescindible asegurar la continuidad de los diferentes equipos que estamos investigando en la actualidad. Durante los últimos 15 años se han consolidado una serie de equipos que están trabajando muy bien en diferentes yacimientos y desde diferentes perspectivas. Esto hace que últimamente se haya avanzado en el conocimiento de la prehistoria de la isla a un ritmo que se debería, como mínimo, mantener.
Económicamente, creemos que el potencial también es elevado, aunque hoy por hoy, vivir del patrimonio arqueológico sea bastante complicado. Creemos que esto es un problema, en parte, de actitud, ya que los mismos menorquines no nos acabamos de creer que lo que tenemos aquí es espectacular y que un turista venir a la isla por el simple motivo de visitar los monumentos arqueológicos. Esto ocurre en otros lugares del mundo y es algo cada vez más común. El primer paso es creérnoslo y apostar por ello como una forma más de crear riqueza.
Finalmente, y no por ello menos importante, la conservación de este rico patrimonio arqueológico es también uno de los grandes retos. Actualmente los yacimientos, en general, están en un estado de conservación bastante bueno, y eso se debería poder mantener y mejorar de cara a las generaciones futuras.