Hace 41 años que Josep Florit trabaja en el Consell Insular de Menorca, y hace 21 que es uno de los dos vigilantes del Servicio de Patrimonio. Enamorado del campo menorquín y con una curiosidad innata, conoce palmo a palmo nuestra isla. A un año de jubilarse, nos explica cómo se vive la Menorca Talayótica sobre el terreno.
¿En qué consiste su trabajo de vigilante de Patrimonio?
De todos los yacimientos que hay en Menorca, más de mil, hay 53 que están dentro de un convenio entre el Consell y los ayuntamientos para garantizar su mantenimiento. No todos son de titularidad pública. Por tanto, uno de nuestros trabajos es asegurarnos de que este mantenimiento sea correcto: comprobar que las señales estén en buen estado, avisar si la vegetación ha crecido demasiado, si hay suciedad, si hay algún acto de vandalismo… Comunicamos lo que hay. Somos dos personas que realizamos este trabajo y nos repartimos en dos el territorio de Menorca.
Cuando alguien pide permiso para hacer una carretera o una urbanización, nosotros hacemos una primera prospección y, según lo que encontramos, después va un arqueólogo a revisarlo. También ubicamos sobre el terreno todos los vestigios de los que se tiene constancia. Apuntamos todo lo que tiene que ver con patrimonio, no sólo los monumentos talayóticos: barracas, aljibes, pozos, eras… para que se sepa que está ahí. Tenemos un archivo con más de 100.000 fotografías de todas estas cosas.
De vez en cuando, también hacemos prospecciones en zonas donde hay poca documentación y se sospecha que pueden haber restos de valor. Esta tarea ha servido para encontrar bastantes yacimientos inéditos, como unas naviformes que encontré hace poco cerca de la ermita de Ferreries. También recientemente localizamos una cueva inédita talayótica en la zona de Ciutadella, y hace unos años incluso un nuevo talayot en Binillobet. Siempre se van encontrando cosas nuevas. De hecho, en todos estos años yo todavía no he visto todos los yacimientos talayóticos que existen en Menorca. Algunos tienen un acceso muy difícil.
Y con su amplia experiencia sobre el terreno, ¿cuál cree que es la principal fuerza que tiene Menorca Talayótica para conseguir entrar en la Lista de Patrimonio Mundial?
Para mí una de las cosas más importantes es la cantidad de yacimientos que tiene Menorca, algunos muy peculiares, en un territorio tan pequeño. Antes se pensaba que en la zona norte no había nada, y no es así. Mi compañero, que ha trabajado más por allí, ha encontrado muchos vestigios. Hay tanto que sólo por la cantidad ya es excepcional.
¿Cómo diría que ha cambiado la percepción sobre el patrimonio talayótico por parte de la ciudadanía en todos estos años?
Hoy en día se ha puesto mucho en valor. Siempre se ha dicho que los menorquines hemos cuidado de nuestra isla. Cuando el Consell empieza a limpiar los yacimientos da visibilidad a una serie de espacios, y desde que existe la candidatura de Menorca Talayótica ha habido un boom. Todo ha adquirido una dimensión que no se había visto hasta ahora.
Había yacimientos donde antes no te encontrabas a nadie, y ahora en cambio hay visitantes por doquier, como por ejemplo en Torrellafuda. Quiero decir que la gente coge las guías, la información y se pone a recorrer. También ha aumentado mucho la curiosidad entre los propios menorquines. Todo el mundo está en el campo, todo el mundo sale. Por tanto, el patrimonio está mucho más visitado.
¿Y cómo cree que puede cambiar tener el título de Patrimonio Mundial?
Yo creo que la mayoría de menorquines espera que Menorca sea declarada Patrimonio Mundial, aunque si la declaración no llega su importancia no mermaría. Pero sería un paso muy importante para el reconocimiento internacional.
Por su experiencia como vigilante, ¿cómo ve la conjugación entre turismo y conservación del patrimonio?
Yo creo que si no existe turismo, no habrá conservación del patrimonio. Esto necesita mucho dinero. Una de las cosas que hace falta en Menorca es la excavación de talayots, porque es muy costoso. Otra cosa es buscar el equilibrio, pero si no hay turismo no hay dinero. Lo que debería conseguirse es que vengan más visitantes fuera de temporada alta.
Usted que conoce muchos lugares desconocidos, si tuviera que elegir un yacimiento por su espectacularidad, ¿cuál sería?
Pues, por ejemplo, el poblado des Tudons o el de Torre Vella son fantásticos, pero no se pueden visitar. Hay necrópolis muy espectaculares como la de Sa Serola con unas 15 cuevas talayóticas de muy difícil acceso junto a la costa. Y de los que están abiertos al público, mi preferido es Na Comerma de Sa Garita.