La arqueóloga mallorquina Joana Gual Cerdó es miembro del Consejo Científico y del Consejo Rector de la Agencia Menorca Talayótica. Licenciada en Historia por la Universidad de las Islas Baleares con un estudio sobre las "Figuras de bronce en la protohistoria de Mallorca", también tiene un posgrado en gestión del patrimonio arqueológico por la Universitat Oberta de Catalunya. Ha sido miembro de la Sección de Historia y Arqueología del Institut d’Estudis Menorquins desde 1989, donde fue miembro de la Comisión Científica del Consorcio Menorca, Reserva de Biosfera entre 1996 y 2004.
Además de su trabajo como investigadora, al comienzo de su carrera trabajó en el Museo de Mallorca y en el Museo de Menorca de 1986 a 1995, cuando se incorporó como arqueóloga al Consell Insular de Menorca, donde fue jefa del Servicio de Patrimonio Histórico entre 2007-2015 y 2019-2022.
¿Cómo comenzó su interés por la arqueología?
Siempre me ha gustado la historia desde pequeña, y cuando era joven leía un libro que teníamos en casa, Dioses, tumbas y sabios de C.W. Ceram que me llamó la atención principalmente por su narración del descubrimiento de la tumba de Tutankamón. ¡En esto no soy original! Durante mi época universitaria, me uní a la excavación arqueológica que el profesor Guillem Roselló-Bordoy organizó con el Museo de Mallorca, del que era el director, y me concentré en la arqueología haciendo la tesis para obtener el título de grado.
¿Y qué le atrajo del estudio de la cultura talayótica?
Responderé como arqueóloga ya establecida en Menorca. Cuando vine, me emocionó ver la primera taula, la Torralba d'en Salort. No había me la había imaginado tan grande e impresionante, y esta emoción aún es duradera, aunque las conozco desde hace años. Del estudio de la cultura talayótica no tengo una atracción especial porque estoy interesada en todo su conocimiento, pero la práctica profesional también me ha llevado a las taulas porque a principios de la década de 1990 fui parte del equipo de gestión en la investigación de la pequeña taula de Binissafullet, junto al equipo del Museu de Menorca. Pudimos documentar y conocer los rituales celebrados y un marco temporal donde pudieran localizar su uso.
En su extensa carrera como investigadora, ha dirigido varios proyectos arqueológicos. ¿Cuál le marcó más o ha sido un punto de inflexión en su carrera?
Diría que la primera excavación arqueológica donde desempeñé un papel de responsabilidad: la del taller de cerámica cerca del talayot ??de Can Jordi, en Santanyí, Mallorca, porque entendí cuál era el trabajo científico de interpretación, de registro documental y metodológico que requiere una intervención arqueológica. Pero ya en Menorca, además de Binissafullet, ltambién fueron muy interesantes las excavaciones del talayot de Trebalúger o del hipogeo XXI de Calescoves. Las intervenciones más pequeñas en las que participé también han tenido su interés: Son Catlar, So Na Caçana, Trepucó, Punta de S’Escullar ...
De hecho, no hay un punto de inflexión en mi carrera como investigadora. Con bastante rapidez, comencé a trabajar en el Consell y la investigación para mí cambió. Trabajando en el Servicio de Patrimonio Histórico he vivido algunas experiencias que nunca podré olvidar. Lo más impresionante fue el descenso en rappel a la Cova des Mussol, situada en un acantilado sobre el mar, con Pere Arnau a mi lado, que me guió porque nunca había hecho nada similar. ¡Estoy orgullosa de decir que fui la primera arqueóloga en llegar a la cueva! También fue emocionante permanecer en la oscuridad en la cámara secreta de la Cova des Càrritx y esperar el regreso de la luz, o volver todos los días por la orilla de Calescoves con una bolsa llena de huesos humanos.
De los proyectos arqueológicos que ahora están en marcha en Menorca, ¿cuál es el que despierta más su interés por las posibles implicaciones en el conocimiento de la cultura talayótica?
Por mi trabajo, tengo que seguir casi todos los proyectos porque nuestro departamento es el responsable de autorizar todas las intervenciones arqueológicas y garantizar el cumplimiento de las reglas para una buena práctica profesional. Sin lugar a dudas, todo el proceso de la candidatura ha sido un incentivo para obtener más recursos para la investigación y así dar contenido al expediente con un mayor conocimiento de la prehistoria insular, y los proyectos han aumentado.
No se puede resaltar uno u otro proyecto porque todos contribuyen a expandir este conocimiento. Creo que, sin embargo, el proyecto Cornia Nou debe ser reconocido porque ha mostrado por primera vez la estructura de construcción interna de un gran talayot y ha descubierto una serie de habitaciones contemporáneas que están unidas a ella que probablemente sean un patrón que se repita en otras aldeas.
También se debe mencionar la investigación en la mina Sa Mitja Lluna de la Illa d’en Colom, porque es el primer descubrimiento del trabajo minero en la prehistoria insular; o las investigaciones en las casas del talayótico final de Torre d'en Galmés realizadas por diferentes equipos, que también han permitido la recuperación de espacios arquitectónicos espectaculares que enriquecen enormemente la visita al sitio.
Es parte del Consejo Rector y del Consejo Científico de la Agencia Menorca Talayótica. ¿Cómo experimentó el proceso de evolución de la candidatura?
Lo he experimentado intensamente desde el principio porque junto con los arqueólogos que han estado en el Servicio de Patrimonio (Simó Gornés, Cristina Rita, Toni Ferrer y Quim Pons) hemos estado involucrados en la preparación del expediente y en su trayectoria administrativa.
En los primeros años trabajando en el proyecto inicial con la coordinadora del expediente, la arquitecta cubana miembro de ICOMOS, Ángela Rojas; pasando por todas las etapas de revisión en España con gran éxito hasta la reunión de noviembre de 2016 en la sede de la UNESCO en París, donde defendimos bastante bien a Menorca Talayótica, pero sentimos que aún nos faltaba camino por hacer, tal y como nos lo hizo saber el Comité unas semanas después. Aunque continuamos trabajando, no fue suficiente y, finalmente, siguiendo instrucciones de ICOMOS, se inició un nuevo expediente y planteamiento que ha coordinado Cipriano Marín.
La verdad es que en este proceso de tantos años ha habido todo. Muchos momentos buenos y gratificantes, pero también de desánimo. Sin embargo, en su conjunto, considero la candidatura como positiva para nuestro patrimonio arqueológico porque el reconocimiento de su valor se ha extendido entre la población de la isla, los esfuerzos para su protección y su investigación se han entendido mejor. Se ha iniciado un camino que seguro continuará.
Ahora que ya hay fecha para el Comité del Patrimonio Mundial en septiembre, ¿qué sensaciones tiene? ¿Es optimista respecto a la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial?
Tengo buenas sensaciones y soy optimista porque hemos estado trabajando duro para incluir en el expediente todas las consideraciones técnicas que se indicaron. Sin embargo, debo ser prudente y cautelosa porque no tenemos ninguna certeza, y hasta que exista el dictamen del Comité no se puede cantar victoria.
Con su experiencia como arqueóloga y en el campo de la gestión del patrimonio histórico, ¿qué desafíos ve para Menorca Talayótica más allá de obtener este reconocimiento internacional?
Los desafíos son muchos. Lo más inmediato es continuar en marcha con la Agencia Menorca Talayótica, que debe desarrollar el Plan de gestión de los activos que forman parte de la candidatura. Pensando en esta gestión, destacaré algunos:
- Garantizar la conservación del patrimonio arqueológico con la presión de los visitantes y turistas que se espera que aumenten si se logra la nominación de Patrimonio Mundial.
- Tener profesionales especializados en intervenciones arqueológicas de diferente tipo que residan en la isla.
- Acercar a las universidades o los centros de investigación los proyectos de la isla porque son entidades esenciales para su desarrollo.
- Obtener recursos económicos para financiar publicaciones y ediciones de las memorias y estudios realizados en intervenciones arqueológicas.
- Encontrar incentivos para procurar la participación de propietarios privados o gerentes en la buena gestión.
- Promover los museos de la isla como centros que custodian, conservan, investigan y difunden los bienes del patrimonio arqueológico de la candidatura.