Montserrat Anglada es arqueóloga especializada en conservación del patrimonio histórico y trabaja como técnica en el Museu de Menorca. Es miembro del Consejo Rector de la Agencia Menorca Talayótica. Desde 2001 ha trabajado en diversas intervenciones arqueológicas en Menorca, Mallorca y Cataluña. Su investigación se ha centrado en la prehistoria de Menorca y ha formado parte de los equipos de dirección de los proyectos de Cornia Nou (Maó), Entre Illes (Es Coll de cala Morell en Ciutadella y sa Ferradura en Porto Cristo), Sant Agustí Vell (Es Migjorn) y del hipogeo de sa Mola (Alaior). También ha codirigido los proyectos de Sa Cudia Cremada (Maó) y Talaies de Can Jordi (Santanyí) hasta el 2018.
¿Qué le hizo decantarse por el estudio de la cultura talayótica?
Sinceramente, no tenía una particular predilección por la cultura talayótica hasta que volví de Barcelona, donde estudié y después trabajé. Establecida en Menorca, entré en contacto con el Museu de Menorca y su equipo. Fueron surgiendo proyectos muy estimulantes como el de Cornia Nou, y me enganché completamente. Actualmente, estoy más dedicada a la parte de difusión y divulgación desde mi trabajo como técnica en el Museu de Menorca.
Durante su carrera ha trabajado en diversos proyectos en torno a la cultura talayótica tanto en Menorca como en Mallorca. ¿Cuál es la importancia de entender la conexión entre las islas mediterráneas desde el punto de vista arqueológico?
Muchísima. La conexión entre las islas mediterráneas es un tema bien conocido en los últimos siglos del talayótico final. En cambio, todavía queda mucho trabajo por conocer cuáles eran los flujos de población que se movían entre islas, en qué grado participaba Menorca de las redes comerciales de la Edad del Bronce y el primer Hierro y en qué intensidad se daban estos intercambios. Lo que está claro es que durante la Edad del Bronce la cultura material y la arquitectura de Mallorca y Menorca es muy parecida ya partir del 1200-1100 a.C., con el inicio de la cultura talayótica, cada isla comienza a tener unas características propias bien definidas. Por poner un ejemplo, los talayots de Mallorca y Menorca son muy diferentes, o por ejemplo aquí se construyen navetas funerarias, y en Mallorca no existen. Pero en cambio sí sabemos, por algunos estudios de materiales como los metales, que existían intercambios comerciales, sobre todo relacionados con la materia prima con la que se elaboran las herramientas de metal. Es un tema complejo y hay varios equipos que trabajan en él.
¿Cuáles son las contribuciones más recientes de la investigación arqueológica a nuestra comprensión de la Menorca Talayótica? ¿Cuáles le parecen más remarcables?
Hay muchísimas. Debemos pensar que actualmente hay una docena de equipos de investigación en la isla que cada año realizan campañas de excavación. Hace unos años atrás, ¡nunca me lo hubiera pensado! Esto significa que se está avanzando muchísimo en el conocimiento de la cultura talayótica. Creo que estos últimos quince años han sido clave para dar un teórico coherente al expediente de Menorca Talayótica y hay muchos investigadores de muchas disciplinas que han colaborado. Por tanto, la mayor contribución a la Menorca Talayótica, según mi punto de vista, han sido los proyectos de investigación arqueológica. Sin la obtención de datos, no existen estudios. Actualmente se han multiplicado los artículos sobre la prehistoria de Menorca; algunos se encuentran en revistas de impacto, y esto también es proyección internacional para Menorca Talayótica.
¿Cuál es la importancia arqueológica de Cornia Nou en el contexto de Menorca Talayótica?
Cornia Nou es un yacimiento clave para conocer las primeras fases de la cultura talayótica en la isla. Pero destacaré tres cuestiones: en primer lugar, se ha podido documentar cómo se construía un talayot a partir de las excavaciones llevadas a cabo en 2014 en la plataforma superior del talayot oeste. En segundo lugar, se pudo conocer un nuevo tipo de edificio monumental destinado a la gestión y procesamiento de alimentos por parte de toda una comunidad talayótica, que ha dado lugar a estudios muy interesantes. Y, por último, tenemos dataciones que nos sitúan el talayot oeste entre el 1200 y 1100 a.C., y que han permitido que el equipo de Cornia Nou planteara retrasar el inicio de la cultura talayótica a finales del II milenio, la cual propone un nuevo marco cronológico para la prehistoria de Menorca.
Sobre el proyecto Entre Illes, ¿cuáles son los avances más destacados que se han realizado este año?
El proyecto Entre Illes se enmarca en un proyecto compartido entre investigadores/as de Menorca y Mallorca. Estamos analizando dos yacimientos prehistóricos que se encuentran en la costa de las islas: Sa Ferradura (Porto Cristo) y Es Coll de Cala Morell (Ciutadella), ambos situados en promontorios amurallados. En el poblado de navetas de Es Coll de Cala Morell este año se ha acabado de excavar el conjunto de cisternas o balsas de recogida de agua que se sitúan en el centro del poblado. Es la primera vez que se excava una estructura de ese tipo tan antigua. ¡Es una verdadera obra de ingeniería que tiene más de 3.500 años!
¿Cómo han contribuido estos dos proyectos a nuestra comprensión de la historia de los talayóticos?
Por un lado, Es Coll de cala Morell nos ha permitido descubrir un poblado de navetas excepcional en un lugar inhóspito, donde vivía una comunidad que vivió en unas condiciones bastante complicadas, para protegerse de otras comunidades que vivían en Menorca. Este poblado nos está indicando posibles momentos de inestabilidad entre diferentes grupos humanos entre 1600 y 1200 a.C., momento en que tenemos fechado el abandono del poblado. Se ha visto que no es el único poblado de navetas que se ubicó en un sitio fácilmente defendible. En la zona de Algaiarens hay varios poblados de navetas en lo alto de colinas que presentan muros defensivos. ¡Hay mucho de donde tirar!
Por otra parte, Cornia Nou forma parte de uno de los yacimientos que nos están dando un cambio de paradigma y que nos sitúa el inicio de la cultura talayótica en torno al 1200 y 1100 a.C. De ese mismo momento teníamos un buen registro funerario gracias a la cueva des Càrritx, la cueva des Pas y ahora también Biniedrís. Con Cornia Nou hemos conocido un complejo de edificios relacionados con los espacios de vida del talayótico inicial (1200-600 a.C.).
A finales de noviembre se pondrá en marcha una nueva campaña en Sant Agustí. ¿Qué objetivos se marcan para este año y a largo plazo?
Este año empieza un nuevo proyecto quinquenal y debemos acabar una habitación que se está excavando justo ante la entrada del corredor que lleva al interior del talayot de «ses vigas de mata». A largo plazo, el planteamiento del proyecto es excavar el Edificio Sur que se adosa al talayot, que conserva parte de la cubierta. ¡Fascinante!
Ahora que ya somos Patrimonio Mundial, ¿qué retos tiene por delante Menorca Talayótica?
Básicamente la gestión de este Patrimonio Mundial, que es el trabajo que nos ha encomendado la UNESCO, no sólo a las instituciones sino a toda Menorca. También debemos ver cómo se instrumentaliza en relación con el turismo cultural. Por otra parte, los equipos de investigación arqueológica trabajan bastante en precario, falta infraestructura. En este sentido, la Agencia Menorca Talayótica debe tener un papel clave.