Alex Smith es profesor asociado de Antropología en SUNY Brockport (Universidad Estatal de Nueva York). Obtuvo su doctorado en Arqueología en mayo de 2015 en el Instituto Joukowsky de Arqueología y el Mundo Antiguo de la Universidad de Brown con una tesis sobre la Edad de Hierro Tardía en Menorca y Mallorca.
Comenzó a trabajar en Menorca en 2007 como estudiante de la Mediterranean Archaeology Field School de la Universidad de Boston. Volvió de 2008 a 2009 como supervisor de estudiantes y de nuevo de 2012 a 2014 para ayudar a gestionar las operaciones de prospección en Torre d'en Galmés y la Illa del Rei. Mientras tanto, Alex trabajó en Guatemala (2010), Petra (2011), Montserrat (2011), y luego de 2013-2017 con el Proyecto S'Urachi en Cerdeña. Finalmente, codirigió el Proyecto Arqueológico Sinis de 2018-2019 en Cerdeña.
Desde 2020, Alex es codirector del
Menorca Archaeological Project (MAP) con Amalia Pérez-Juez, excavando estructuras domésticas medievales en Torre d'en Galmés. Sus intereses académicos incluyen sistemas de información geográfica (SIG), prospección, colonialismo antiguo, indigenismo y acceso público a la arqueología. En esa línea, también ha dirigido un proyecto arqueológico histórico y una escuela de campo de pregrado en Nueva York conocida como Frost Town Archaeology desde 2017. Allí también ayuda a dirigir campamentos de verano para niños, así como días de arqueología pública donde los miembros de la comunidad pueden excavar junto a arqueólogos profesionales.
Alex es autor y coautor de múltiples trabajos sobre estructuras domésticas, restos funerarios y asentamientos musulmanes posteriores del Postalayótico menorquín. Su investigación se centra en la comprensión de los grupos postalayóticos menorquines en la cúspide de la interacción con las redes comerciales púnicas y romanas posteriores, así como los usos posteriores de los yacimientos arqueológicos y los espacios rituales en el paisaje.
¿Cómo empezó a interesarse por la arqueología, en particular por las Islas Baleares?
Empecé a interesarme por la arqueología en el instituto. Me obsesionaba la historia del arte y, finalmente, las culturas clásicas. En la universidad, eso me llevó a Menorca en 2007, ya que vi un anuncio de la Mediterranean Archaeology Field School de la Universidad de Boston y pensé que era perfecto. Al final, ¡no era lo que esperaba! Esperaba baños romanos, anfiteatros y todas las cosas típicas «clásicas». En lugar de eso, conocí la increíble prehistoria de Menorca y nunca miré atrás. Poco después me especialicé en Antropología en la universidad y me obsesioné con culturas como la talayótica y la postalayótica, cuyos rituales y prácticas eran enigmáticos, idiosincrásicos y mucho más interesantes que los romanos.
¿Cómo empezó su relación con Menorca?
Mi relación con Menorca empezó cuando era un estudiante de 19 años y ha evolucionado bastante. Pasé tres veranos aquí como joven estudiante, completamente confundido como americano (y probablemente bastante molesto, ¡ja,ja!). Pasé otros tres veranos aquí como estudiante de posgrado, escribiendo mi tesis sobre la Edad de Hierro tardía de la isla (junto a Mallorca). Desde entonces, he pasado cinco veranos en la isla como profesor, trayendo a mis alumnos de SUNY Brockport para que conozcan la belleza de la cultura, la comunidad y la arqueología de la isla.
¿Qué le atrajo específicamente para estudiar la cultura talayótica de Menorca? ¿Hubo algún aspecto concreto de esta cultura que captara su atención?
Inicialmente lo que me atrajo de la cultura talayótica y postalayótica fue el carácter distintivo de los restos arqueológicos. Las taulas, las casas monumentales y las grandes tumbas excavadas en la roca me llamaron especialmente la atención en la escuela de posgrado porque tienen pocos o ningún paralelismo contemporáneo en el Mediterráneo. Son únicos. Eso me fascinaba y emocionaba. Y así sigue siendo.
¿Puede describir algunos de los principales proyectos arqueológicos en los que ha participado en Menorca? ¿Cuáles eran los objetivos principales de estos proyectos?
He participado en tres proyectos distintos, aunque relacionados, en la isla. El primero fue la longeva escuela de campo de la Universidad de Boston en Torre d'en Galmés, que se creó para explorar la Casa 2, una pequeña vivienda postalayótica de «clase media». Ese proyecto también descubrió una increíble estructura de casa islámica mi primer año, que hemos estado estudiando desde entonces.
Entre 2013 y 2014 ayudé a estudiar Illa del Rei con la Universidad de Boston, buscando sobre todo en el tercio norte de la isla evidencias de cultura material histórica o prehistórica. Ese proyecto también exploraba el potencial arqueológico de los terrenos del hospital y las bodegas para reconstruir los modos de vida del siglo XVIII en la isla.
Desde 2020, he estado trabajando con Amalia Pérez-Juez y la Universidad de Boston codirigiendo el Menorca Archaological Project, que se ha centrado en Torre d'en Galmés, esta vez centrándose en la época medieval del yacimiento y su articulación con las fases postalayóticas. Muchos yacimientos de la Edad del Hierro de toda la isla tienen un importante periodo medieval de asentamiento islámico y el MAP fue diseñado para resaltar realmente esto en Torre d'en Galmés a través de la excavación de múltiples estructuras domésticas que datan de esa época. Lo que hemos descubierto también es que al centrarnos en el periodo medieval, también estamos descubriendo mucho más sobre el periodo Postalayótico.
El periodo talayótico en Menorca se caracteriza por su arquitectura distintiva, como los talayots, las taulas y las navetas. ¿Qué nos dicen estas estructuras sobre la sociedad que las construyó?
Para mí, estas estructuras cuentan la historia de una cultura isleña coherente y autodefinida, concretamente en el periodo postalayótico tardío. En otras palabras, la coherencia de la arquitectura y la forma del recinto de la taula en toda Menorca es el reflejo de una cultura isleña que se consideraba a sí misma distintiva. Es posible que se vieran a sí mismos como algo separado de los forasteros (incluso de Mallorca). A pesar de la afluencia de productos comerciales, la prehistoria menorquina, especialmente en el periodo postalayótico, sigue siendo
idiosincrásica y está arraigada en rituales locales que abarcan toda la isla.
Pero, obviamente, navetas, talayots y taulas surgen en momentos diferentes y reflejan distintos aspectos del cambio social. Los talayots pueden ser el resultado de la aparición de sistemas de clanes o incluso de centros de redistribución de bienes agrícolas (como han sugerido otros estudiosos). Las taulas y las casas megalíticas posteriores pueden ser el resultado de la diferenciación social o el establecimiento de clases, tal vez influidas por la aparición del comercio exterior y la riqueza, que pueden haber creado élites y al mismo tiempo empujado a los menorquines a redoblar sus tradiciones e identidades. En cualquier caso, estas estructuras son la prueba de un grupo floreciente y distintivo que encuentra pocos paralelos en el Mediterráneo.
Durante su trabajo de campo en Menorca, ¿ha habido algún descubrimiento o hallazgo sorprendente que alterara significativamente su comprensión de la cultura talayótica?
En cuanto a la cultura talayótica, quizá lo más sorprendente que encontramos fue un alijo de cerámica de almacenaje bajo un suelo medieval en Torre d'en Galmés en 2022. Este conjunto de cerámicas nos permitió saber mucho sobre los hábitos de consumo del siglo III a.C. y sobre la forma en que los grupos postalayóticos probablemente utilizaban productos importados junto con sus propios productos autóctonos hechos a mano. Es una importante distinción social y cultural que podemos ver a través de simples vasijas.
¿Cómo cree que contribuyen los hallazgos arqueológicos de Menorca al conocimiento más amplio del Mediterráneo prehistórico?
Menorca tiene mucho que aportar al resto del Mediterráneo. Como alguien que ha trabajado en múltiples islas y en múltiples proyectos en este mar, puedo decir que Menorca es especial y constituye un
excelente punto de entrada para comprender la dinámica cultural y colonial de la Edad del Hierro tardía. La conservación en Menorca es increíble. La comunidad académica es solidaria y dinámica. Y, en última instancia, la arqueología cuenta una historia que rara vez oímos en la arqueología mediterránea: una cultura isleña que conservó su identidad y sus costumbres frente a las inmensas presiones globalizadoras de Cartago y Roma. Eso merece la pena compararlo con tantos otros lugares y gentes de todo el Mediterráneo (y más allá).
¿Cuáles son algunos de los retos a los que se ha enfrentado durante la investigación arqueológica en Menorca? ¿Cómo los han superado usted y su equipo?
Mi mayor reto siempre ha sido el tiempo. Como estadounidense que imparte clases en SUNY Brockport, sólo puedo estar en Menorca unos dos meses al año y a menudo durante las peores épocas para excavar (julio en particular). Esto no sólo es triste para mí, sino que siempre inhibe lo que puedo hacer con los materiales y la excavación en sí. Como resultado, el MAP tiene un calendario intenso que nos permite hacer lo máximo lo posible.
¿Cómo ve el papel de las comunidades locales y el compromiso público en la conservación y el estudio del patrimonio arqueológico de Menorca?
La comunidad lo es todo. Como arqueólogo, creo que deberíamos hacer
arqueología para la comunidad y no sólo para nosotros mismos en el mundo académico. Debería ser un proceso de colaboración en la medida de lo posible, especialmente para alguien que es extranjero y ajeno a la comunidad (como yo).
Nuestro proyecto celebra jornadas de puertas abiertas para la comunidad todos los años e intentamos animar a los jóvenes investigadores baleares a que se unan a nuestras excavaciones. Como estadounidense, no estoy tan conectado como me gustaría, y me esfuerzo por hacerlo mejor. Pero me enorgullezco de que mi excavación de Nueva York sea accesible al público. Eso es algo que quiero llevar a cualquier proyecto que haga en Menorca también, tanto como pueda, abrir oportunidades y usar mis redes y conocimientos para la comunidad local de la isla.
De cara al futuro, ¿qué áreas de investigación de Menorca Talayótica le entusiasman más? ¿Hay algún proyecto o colaboración futura que le entusiasme especialmente?
Me entusiasma continuar nuestro trabajo con el MAP, trabajando sobre un complejo de casas medievales islámicas apasionantemente grande. También estoy muy ilusionado con la publicación de una serie de artículos sobre nuestros hallazgos en este conjunto de casas postalayóticas. En un futuro lejano, siempre me ha fascinado la posibilidad de realizar un estudio arqueológico a pie, un análisis no invasivo del paisaje para comprender mejor algunas partes de la isla. Ese ha sido mi sueño desde la escuela de posgrado, ¡así que tal vez algún día!
Por último, ¿qué consejo daría a los aspirantes a arqueólogos interesados en estudiar culturas prehistóricas como la de Menorca?
Ah, ¡gran pregunta! Les diría que aprovechen la rareza de la prehistoria menorquina. Además, que no dejen que los grandes debates sobre arqueología mediterránea minen su opinión sobre Menorca. Siempre habrá estudiosos de la arqueología romana, griega y, en menor medida, púnica. Necesitamos más gente que estudie la arqueología menorquina (de todos los periodos) y que la ponga en diálogo con otras tradiciones.
Por último, no que no se corten a la hora de solicitar plaza en una escuela de posgrado o postdoctorado en EE.UU. o en el Reino Unido. Hay comunidades académicas que están pidiendo a gritos más estudiantes que trabajen en el Mediterráneo occidental, incluidas Menorca y Mallorca.