Los componentes del bien

Imatge

Criterios de delimitación

El establecimiento de los ámbitos representativos que configuran los componentes de la serie se ha sustentado en un amplio trabajo de investigación y discusión científica, administrativa y comunitaria, orientado a localizar, en diferentes espacios, una representación completa de todos los valores y atributos significativos del bien que, en conjunto, expresen y transmitan su Valor Universal Excepcional.

Tras la exhaustiva identificación de los valores que alberga el bien, el análisis comparativo de sus principales atributos, y la confirmación de los criterios de aplicación, la delimitación de los componentes se presenta como el resultado de su plasmación en ámbitos territoriales resultantes del compromiso de aplicación de los siguientes criterios adicionales:






1. Representatividad de las construcciones ciclópeas menorquinas y de sus expresiones excepcionales
2. Densidad y diversidad de los sitios
3. Calidad y representatividad de las envolventes paisajísticas 
4. Referentes simbólicos e hitos del paisaje
5. Técnicas y usos del territorio
6. Asociación con los vestigios de cultura material
7. Conectividad e intervisibilidad
8. Integridad y autenticidad
9. Protección


De esta manera, la Menorca Talayótica se articula en nueve areas territoriales o componentes resultantes de la aplicación de estos criterios.  

Descripción de los componentes

La práctica totalidad de los componentes del bien seriado se sitúan en el migjorn, la plataforma caliza miocénica de sur de Menorca, el espacio predilecto de las antiguas poblaciones que habitaron la isla, excepto uno de ellos, situado en el noreste de la tramontana, representativo de los asentamientos prehistóricos en esta parte septentrional de la isla. La superficie total del bien seriado representa prácticamente el 5% de la superficie insular y alberga en su conjunto 280 yacimientos arqueológicos de carácter prehistórico, lo que representa el 21% de los sitios arqueológicos de la isla.

 
Componente 1 (C1) Llanos de Ciutadella (Es Tudons, Torretrencada y Torrellafuda)
alt textSe ubica al oeste de Menorca en la zona conocida como Llanos de Ciutadella en el municipio del mismo nombre. Se trata de terrenos muy llanos, insertos en las depresiones arcillosas de origen cárstico de esta parte de la isla, que han albergado desde la prehistoria hasta el presente los suelos más codiciados para el aprovechamiento agrícola y ganadero. La alta fertilidad y buen drenaje de estos llanos explica que todavía hoy constituyan uno de los paisajes con más vida agrícola y ganadera del Migjorn.

El paisaje posee los rasgos del peculiar mosaico agroforestal menorquín, aunque aquí con mayor presencia de pastos y cultivos forrajeros por la fertilidad de los suelos, que se alternan con manchas de vegetación natural, formada por maquias de acebuche y lentiscos, salpicadas por algunos encinares y pinares. La importancia y muy alto valor biológico y ecológico de estas formaciones arbóreas ha significado que un amplio espacio que envuelve los poblados de Torrellafuda y Torretrencada esté considerado como hábitat de interés comunitario (Directiva Hábitat, 1992, de la UE).

Las fincas agrícolas se encuentran delimitadas por la tradicional malla de pared seca e incluyen numerosos restos etnológicos asociados a la cultura de la piedra. El ámbito se encuentra a caballo entre dos de las unidades paisajísticas significativas de la isla: las “llanuras ganaderas del norte” y los “llanos agrícolas del sur de Ciutadella” (PTIMe, 2003).

Constituye un lugar de muy alta densidad en términos arqueológicos, en el que se han inventariado 36 yacimientos en un área de 440 ha. En su seno se emplazan los vestigios de tres poblados talayóticos (Torrellafuda, Torretrencada y Es Tudons). También se localizan cuatro talayots que tejen una red de intervisibilidad fuertemente conectada con los otros talayots presentes en esta parte de la isla.

Dos de estos poblados aportan vestigios de construcciones únicas y exclusivas de Menorca. El poblado talayótico de Torretrencada se distingue por albergar una de las taulas más espectaculares de Menorca, singular por su pilastra adosada, dándose también la circunstancia de que este asentamiento permaneció habitado en época romana e islámica. En el espectacular yacimiento de Torrellafuda, uno de los grandes poblados amurallados del período Talayótico Final, se identifica también un recinto de taula y vestigios de la monumentales casas circulares. Las grandes dimensiones de las losas nos dan una idea de la monumentalidad que debieron tener estas construcciones que también estuvieron en uso hasta la época islámica.

El componente contiene interesantes restos de la ancestral ingeniería del agua, incluyendo sistemas de recogida, canalizaciones excavadas en la roca y pozos. En términos del binomio agua-asentamiento, destaca Torrellafuda como uno de los mejores ejemplos que muestran la relación de un poblado con una charca temporal, que aún sigue manteniendo una gran importancia ecológica. Por contra, en Torretrencada se conserva uno de los ejemplos más excepcionales de los estanques cuevas prehistóricos.

Los llanos y zonas deprimidas del terreno han sido el asiento preferente de las construcciones funerarias de la prehistoria menorquina. En este caso, a diferencia de las pequeñas elevaciones donde se asientan los talayots, los ámbitos funerarios ocupan lugares con topografía ligeramente cóncava, formando espacios visuales recogidos sobre sí mismos, escasamente intervisibles. El componente ejemplifica bien esta predilección, dado que alberga tres navetas de enterramiento (Es Tudons, Binipati Nou y Son Camps) en ese tipo de posición topográfica y numerosos hipogeos en cuevas artificiales de diferentes tipologías.

Las navetas funerarias, siempre orientadas hacia el cuadrante suroeste, son edificios que no tienen comparación con otros de las islas Baleares y de las culturas mediterráneas de la época. En este contexto, resalta la naveta de Es Tudons, sin duda la tumba más famosa y exclusiva de la prehistoria de Menorca. Su construcción se remonta a finales de período Naviforme y las dataciones indican que su uso se prolongó hasta el siglo IX a.C., bien avanzado el período Talayótico.

El componente se distingue por ser una zona con alta concentración de monumentos funerarios singulares que ilustra nítidamente las relaciones espaciales entre el territorio de los vivos y el de los muertos.

alt textAtributos principales: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Naveta de Es Tudons. Es el monumento mejor conservado y más representativo de este tipo de obras únicas y exclusivas de Menorca, que marcaron un hito en la evolución de las construcciones ciclópeas funerarias de esta cultura. Las navetas funerarias constituyen una de las expresiones más genuinas que aportaron las comunidades de esta isla a la prehistoria del Mediterráneo. Posee además un patrón de orientación que ejemplifica también la singularidad y excepcionalidad de estos edificios en términos arqueoastronómicos (Criterio (iv)).
  • Poblados talayóticos. Los poblados de Torrellafuda y Torretrencada albergan vestigios de las monumentales casas circulares y recintos de taula, monumentos únicos y exclusivos de Menorca (Criterio (iv)). Torrellafuda representa también uno de los grandes poblados que se desarrollaron durante el período Talayótico Final. En ambos casos su uso se prolongó hasta la época islámica, aportando ejemplos excepcionales de persistencia en el tiempo en relación con otras culturas similares en el ámbito mediterráneo (Criterio (iii)).
  • Paisaje asociado. Los numerosos sitios arqueológicos presentes, articulan en el ámbito del bien un excepcional paisaje monumental prehistórico totalmente integrado en el paisaje agrícola vivo característico de estas llanuras cársticas, ejemplificando así un proceso excepcional de resiliencia del paisaje ciclópeo prehistórico (Criterio (iv)). Es también un ámbito representativo de la armónica convivencia de los monumentos prehistóricos con los usos tradiciones (Criterio (iii)).

Atributos inmateriales.
La naveta de Es Tudons constituye un icono de la identidad insular y uno de los símbolos del imaginario colectivo menorquín.

Protección del componente y usos del suelo
El 96% de los vestigios arqueológicos inventariados en este espacio están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), que incluyen la totalidad de las manifestaciones mencionadas como atributos. La mayor parte del ámbito está reconocido y protegido por el Plan Territorial Insular (PTI, 2003) en calidad de Área Natural de Interés Territorial (ANIT). Los bordes extremos del componente se reconocen como Áreas de Interés Agrario (AIA). Además de la protección que establece el PTI, la práctica totalidad del componente, está incluido en la Red Natura 2000. A todos estos niveles de protección se añade que la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Estas determinaciones territoriales promueven, a través de una estricta regulación de usos, la conservación del espacio natural y agrario y son absolutamente compatibles con la preservación del patrimonio prehistórico e histórico , así como con los paisajes que alberga.
Componente 2 (C2) Área suroeste (Son Catlar, humedal de Son Saura y acantilados costeros del sur)
alt textEl componente del bien se localiza al suroeste de la isla, en el municipio de Ciutadella. La zona norte y central del mismo presenta terrenos llanos similares en composición a los de la unidad C1, fértiles y aptos para el aprovechamiento agrícola y ganadero. Aquí también predomina en gran parte el singular agroecosistema menorquín salpicado de maquias y garrigas de acebuche, con la presencia de pinares mediterráneos, todos ellos considerados como hábitats forestales de interés comunitario por la citada Directiva Hábitats de la UE.

Hacia el mar, el terreno, siempre calcáreo, es más áspero y rocoso, con suelos delgados y pedregosos, históricamente no cultivados y cubiertos por una valiosa marina de acebuche, con matorral diverso y presencia de encinar y pinar. En el frente marítimo, de acantilados medios y bajos, destaca por su singularidad y elevado valor ecológico el humedal del Prat de Son Saura, en la desembocadura del canal de Ses Abelles, con vegetación higrófila y pastos frescos, incluso en verano. El citado canal es en realidad un barranco poco pronunciado, un espacio lineal, recóndito e invisible desde la superficie culminante de la plataforma, que alberga una serie de lugares funerarios.

Aunque los datos indican que la caza y la pesca no tenían prácticamente ninguna incidencia en la economía de las comunidades prehistóricas, las zonas húmedas, en cambio, proveían de materiales vegetales importantes. Así, los juncos o el carrizo se utilizaron para la fabricación de cuerdas e hilos y la construcción de techumbres. Por otro lado, los humedales constituían y constituyen zonas de pasto para el ganado durante el período estival. Las muestras tomadas en estos ambientes muestran una gran abundancia de taxones característicos de zonas intervenidas desde la Edad del Bronce. De esta forma, el componente aporta un espacio natural bien conservado que ha sido usado desde la prehistoria para las actividades agropastorales y la obtención de recursos básicos, permitiendo complementar y entender mejor la relación de aquellas comunidades con el medio.

La mayor parte del ámbito se encuentra incluido en la unidad paisajística de los  “llanos agrícolas del sur de Ciutadella”. Por el contrario, la franja este del mismo, que alberga las zonas inundables, se integra en la unidad de “barrancos y plataformas del Migjorn occidental”.

En este espacio de 546 ha han sido catalogados 34 yacimientos arqueológicos. Se localizan en su seno los vestigios de ocho asentamientos prehistóricos, dos de los cuales se corresponden con restos de habitación del período Naviforme (Son Saura y La Cova). Sin embargo, el poblado prehistórico que preside este componente es Son Catlar. Este gran poblado talayótico, estratégicamente emplazado sobre una pequeña elevación caliza que domina su entorno, constituye uno de los conjuntos monumentales prehistóricos más emblemáticos de Menorca, conocido por la espectacular muralla que lo rodea, levantada en el período Talayótico Final, cuyas torres presentan rasgos que evidencian un proceso de hibridación cultural púnico-talayótica. También en sus proximidades se localiza una cantera de ortostatos, lo que permite aportar un conocimiento añadido sobre las técnicas ciclópeas desarrolladas por las comunidades talayóticas. En la línea de costa, al sur, se localizan restos de asentamientos primitivos y recintos funerarios en cuevas.

El componente alberga ocho talayots. Entre ellos, es el talayot sur de Son Catlar el que se configura como el gran cuello de botella en la red de conectividad visual en la comarca, seguido por los dos talayots restantes del poblado, que a su vez separan dos redes diferenciadas.

En Son Catlar, el más extenso poblado talayótico de la isla, se encuentra también el recinto de taula más grande de los que se conocen en Menorca, que incluso dispone de dos entradas. También en el perímetro amurallado del poblado se identifican numerosos vestigios de las monumentales casas circulares del Talayótico Final.

El territorio funerario queda claramente definido en este componente, consolidándose como lugares fronterizos entre diferentes ámbitos. Se registran numerosos hipogeos en cuevas artificiales y expresiones funerarias de tipologías singulares como abrigos naturales con cerramiento ciclópeo e hipogeos de planta de horno. Una parte sustancial de estas manifestaciones se localizan al este de la zona norte del componente en el entorno de Son Catlar. En la mitad sur, destaca la concentración de restos funerarios en el barranco del Canal de Ses Abelles, que desemboca en el humedal de Es Prat de Son Saura, así como la presencia de una naveta de enterramiento (La Cova). También se localiza otra concentración funeraria interesante a lo largo de la costa, en las proximidades de la Cala de Son Vell.

La retícula de pared seca envuelve el paisaje del componente, con menos intensidad en las zonas húmedas y de barranco, albergando en su seno múltiples expresiones de alto interés etnológico correspondientes a la cultura histórica de la piedra, como las barracas.

alt text Atributos principales: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Son Catlar. Es el mayor poblado talayótico y uno de los conjuntos prehistóricos más emblemáticos de Menorca. El interior de su perímetro amurallado acoge cuatro talayots y excepcionales expresiones ciclópeas exclusivas de Menorca, entre las que se incluyen el mayor recinto de taula de la isla y vestigios de las monumentales casas circulares (Criterio (iv)). El conjunto aporta múltiples evidencias materiales sobre el modo de vida y las costumbres de sus pobladores, aportando una ventana excepcional al conocimiento de estas comunidades prehistóricas (Criterio (iii))
  • Paisaje asociado. La relación con el paisaje poco alterado en el que se insertan los vestigios de la prehistoria, que abarca llanos característicos del agroescosistema menorquín, áreas pedregosas, barrancos, cantiles costeros y humedales, aporta un testimonio excepcional y representativo de los distintos patrones de asentamiento y procesos de ocupación, coherentes en detalle con el variado potencial agroecológico de un territorio de limitados recursos que evoluciona a lo largo de los distintos períodos de la prehistoria insular (Criterio (iii)).

Protección del ámbito y usos del suelo. 
El 91% de los yacimientos arqueológicos inventariados en este espacio están declarados BIC, incluyendo la totalidad de las construcciones ciclópeas citadas más relevantes. En atención a los altos valores ecológicos y paisajísticos, la mayoría del espacio está calificado como ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés) o ANIT (Áreas Naturales de Interés Territorial). En el seno de las ANEI, las zonas inundables, las formaciones forestales de interés comunitario y los acantilados costeros ven reforzada su protección como AANP (Áreas Naturales de Especial Interés y alto nivel de protección). Todos estos espacios están incluidos en la Red Natura 2000. Solo la franja del noroeste del componente está considerada como AIA (Áreas de Interés Agrario). Por último, la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Todas estas determinaciones territoriales garantizan la protección de los terrenos mediante una estricta regulación de usos y son absolutamente coherentes con la preservación del patrimonio prehistórico, histórico, paisajístico y natural que alberga el componente.
(Foto: Francisco Javier Sanchez.)
Componente 3 (C3) Área del Migjorn occidental  (Son Mercer de Baix, Cova des Pas)
alt textEl componente del bien se localiza en la zona central del Migjorn, a caballo entre el municipio de Ferreries y el de Es Migjorn Gran. Se despliega sobre un espectacular paisaje de muy alto valor natural situado entre los barrancos de Trebalúger y Son Fideu. Esta zona de barrancos alberga una muestra excepcional de los acantilados de interior que se encuentran solo en esta parte de la isla, y que constituyen hábitats de gran importancia para algunas especies de aves y plantas rupícolas.

La formación de estos barrancos por procesos cársticos de disolución de las calizas, colapsos e incisión de la red fluvial sobre la plataforma calcárea miocénica, explican la proliferación de cavidades que se abren al exterior en las paredes y taludes de los cantiles que bordean los barrancos. Las cuevas, además de ser un hábitat único de varias especies, han sido también lugares profusamente utilizados por las poblaciones prehistóricas, especialmente como recintos funerarios. En este sentido podemos afirmar que el área constituye un singular laboratorio de la evolución cultural y natural. El ámbito se encuentra plenamente inserto y es muy representativo de la denominada unidad paisajística de barrancos y plataformas del Migjorn occidental.

Constituye un paisaje extremadamente denso en términos arqueológicos, donde se han inventariado 24 yacimientos en un reducido ámbito de 107 ha. Destaca en su seno la presencia de varios asentamientos naviformes, entre los que sobresale el poblado de navetas de habitación Son Mercer de Baix (1400 a.C.), que constituye el asentamiento mejor conservado de esta tipología de hábitat junto con el de Es Coll de Cala Morell, al norte de la isla. El valor estratégico del poblado es reseñable. No en vano, se construyó en un lugar desde el que se domina la confluencia de los dos barrancos con la clara intención de controlar estos corredores desde el mar al interior de la isla. Por su singularidad, en el poblado destaca la Cova des Moro, el único caso documentado de naveta de habitación dotada de cubiertas realizadas en piedra

Se localizan igualmente dos talayots que muestran la continuidad de ocupación tras el período Naviforme. Pero además de las expresiones de los vivos, el mundo funerario, a resguardo en sus acantilados, adquiere en este componente una fuerza inusitada. Aquí se encuentran varios hipogeos en cuevas de distintas tipologías, incluyendo cuevas naturales y excavadas, hipogeos de planta de horno y cuevas con muro ciclópeo. Junto a las navetas de enterramiento, las cuevas y abrigos naturales con cerramiento ciclópeo constituyen el paradigma de las tumbas colectivas durante el Naviforme y períodos posteriores. De esta forma, la alta concentración de necrópolis y restos funerarios en acantilados ilustra nítidamente las preferencias territoriales funerarias que se mantuvieron en este período e, incluso, desde las primeras etapas del poblamiento insular.

De entre todas las expresiones presentes de cuevas de enterramiento hay que destacar la Cova des Pas, situada en el barranco de Trebalúger. Las dataciones radiocarbónicas sitúan el uso de esta cueva entre el 1200 y el 800 a.C., es decir, desde los inicios del período Talayótico. Sus excepcionales condiciones ambientales han permitido aportar múltiples evidencias sobre la cultura material asociada a los singulares rituales de enterramiento colectivo de esta época y sobre la importancia que tenían en la vida social de estas comunidades. En el interior de esta cueva se recuperaron distintos materiales arqueológicos excepcionales y únicos, algunos fabricados en madera, como las parihuelas para transportar a los difuntos. También son destacables, por su rareza en el Mediterráneo y Europa continental en general, los hallazgos de anillas y cuentas de estaño puro. Su inaccesible localización en el acantilado contextualiza bien el enorme esfuerzo que suponía elevar a los difuntos hasta la cámara funeraria.


alt textAtributos: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Son Mercer de Baix. El poblado incluye una de las mejores muestras de navetas de habitación representativas de los asentamientos propios del período Naviforme, y que en Menorca marcan el paso del período constructivo megalítico al ciclópeo. Aporta asimismo el único caso documentado de naveta de habitación que cuenta con cubierta de piedra (Criterio (iv)). Junto con el resto de asentamientos navifomes del ámbito, el conjunto suministra importantes referencias sobre la génesis de una cultura insular desaparecida que se caracterizó por sus construcciones ciclópeas (Criterio (iii)).
  • Cova des Pas. Constituye un singular yacimiento que ha proporcionado múltiples evidencias materiales, algunas únicas y exclusivas de Menorca, para el conocimiento de las prácticas funerarias colectivas entre el final del período Naviforme y la fase inicial del período Talayótico. Aporta así una ventana excepcional al conocimiento de las creencias y costumbres funerarias de esta sociedad prehistórica (Criterio (iii)).
  • Paisaje asociado. El ámbito constituye una muestra excepcional de un paisaje de sobresaliente valor natural y arqueológico, bien conservado y escasamente alterado desde la prehistoria, manifestándose así como un singular laboratorio de la evolución cultural y natural (Criterio (iv)). La disposición de los asentamientos en este espectacular paisaje, y la ubicación de los recintos funerarios en acantilados, brindan un testimonio excepcional del proceso de ocupación inicial y de adaptación humana en la prehistoria a estos parajes surcados por los barrancos del interior de la isla (Criterio (iii)).

Protección del componente  y usos del suelo
El 87% de los restos arqueológicos inventariados en este espacio están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), en particular los sitios relevantes mencionados. En atención a sus valores naturales, patrimoniales y paisajísticos, el ámbito de barrancos está reconocido y protegido por el Plan Territorial Insular (PTI, 2003) en calidad Área Natural de Especial Interés y alto nivel de protección (AANP), el resto figura como ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés). Además, la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Estas determinaciones territoriales, las de mayor nivel de protección ambiental y paisajístico, son absolutamente coherentes con la preservación del patrimonio cultural, paisajístico y natural que alberga el componente.
Componente 4 (C4) Área de barrancos del centro-sur (Sant Agustí, Galliner de Madona, Prat de son Bou)
alt textEl ámbito del componente se ubica en el área central de la plataforma miocénica del sur de Menorca, comprendida entre los barrancos de Torrevella y Son Boter (municipios de Es Migjorn Gran y Alaior), y guarda una estrecha relación con la unidad de paisaje denominada “barrancos y plataformas del Migjorn oriental”. Esta unidad alberga muchos de los elementos más característicos y singulares del paisaje menorquín, con muy altos valores en geodiversidad, biodiversidad y trama rural, a lo que se suman interesantes rasgos de visibilidad, ligados a la peculiar organización del relieve. Los dos barrancos que delimitan el área constituyeron importantes hitos en la estructuración del paisaje en la época talayótica. Al sureste del ámbito se ubica el humedal de Es Prat de Son Bou, un espacio natural que ha sido usado desde la prehistoria para las actividades agropastorales y la obtención de recursos básicos.

El Migjorn central se caracteriza topográficamente por una mayor elevación relativa con respecto a los sectores occidental y oriental, y por la presencia destacada de una serie de barrancos encajados en el potente espesor de las rocas calcáreas miocenas, que compartimentan la plataforma en distintas piezas. Estos barrancos presentan taludes y escarpes de varias decenas de metros y pequeñas llanuras aluviales en sus fondos.

El modo de habitar este espacio y el sistema de asentamientos se adapta con coherencia, desde la prehistoria hasta la actualidad, a esa arquitectura física de plataformas, barrancos, fondos aluviales y humedales costeros. En la planicie caliza, compartimentada y más accidentada por la presencia de los barrancos, no aparecen grandes depresiones arcillosas como en los llanos de Ciutadella. Sí abundan, por el contrario, pequeñas depresiones kársticas o dolinas y numerosos canals, lechos planos de pequeños torrentes, afluentes colgados de los barrancos. En las dolinas y en los canals se acumulan también las arcillas de descalcificación, dando lugar a suelos muy fértiles, utilizados hoy como antaño por la agricultura, aunque dispersos en el territorio entre frecuentes afloramientos calcáreos. Estos afloramientos constituyen los puntos más conspicuos de las plataformas, siendo los lugares preferentes de asentamientos talayóticos –en concreto de los talayots– y en época histórica, de las viviendas rurales tradicionales menorquinas (ses cases de llocs).

El contrapunto topográfico de las plataformas convexas, cubiertas hoy como en el pasado por un mosaico abigarrado de tierras de cultivo y maquias de acebuche entre cercas de piedra, son los espacios cóncavos de los taludes, escarpes y fondos de los barrancos. Estos aparecen tapizados de encinar y matorral en los tramos de menos pendiente, de excepcional interés botánico y ecológico. En los cantiles verticales, tanto en los que miran al fondo de los barrancos como al mar, abundan grutas y cuevas kársticas, con presencia frecuente de lugares de enterramiento en espacios recogidos sobre sí mismos y desconectados visualmente de las plataformas.

Constituye un lugar muy denso en términos arqueológicos, contabilizándose 63 yacimientos inventariados en este espacio de 667 ha. Presenta también una gran densidad y diversidad de asentamientos talayóticos, además de algunos restos de navetas de habitación, sin que se pueda observar un único lugar central de grandes dimensiones, como ocurre en el componente C2 con Son Catlar o en el componente C5 con Torre d’en Galmés. De esta forma, las evidencias indican que este territorio estaba controlado por los habitantes de diversos asentamientos de dimensiones medianas, como el de Sant Agustí, que estuvo habitado hasta finales de la época islámica. 

Cuatro de los poblados talayóticos identificados en el ámbito presentan los vestigios de sendos recintos de taula (Sant Agustí, Torrenova d’en Jordi Marc, Santa Clara y Binicodrell de Baix), y en varios asentamientos se conservan restos de casas circulares (ej. Sant Agustí). La representatividad de las distintas tipologías de asentamiento se completa con la presencia de diversos restos de navetas de habitación. También se localizan salas hipóstilas como la de Es Galliner de Madona, una pequeña joya arquitectónica ejemplo de otras muchas que encontramos aisladas en el campo menorquín. El recinto fue usado como establo por los aparceros hasta finales del XIX.

Es un territorio donde los talayots tienen un protagonismo relevante en la monumentalización del paisaje, habiéndose contabilizado 12 construcciones de este tipo. Presentan una amplia diversidad tipológica y entre ellos sobresale uno de los talayots del poblado de Sant Agustí, conocido también como Ses Bigues de Mata. Se trata de uno de los talayots mejor estudiados desde el siglo XIX, en el que destaca su gran cámara circular interior que presenta una cubierta de losas planas sustentadas sobre dos columnas polilíticas, una singular pervivencia constructiva del naviforme, así como la excepcional presencia de vigas de madera de acebuche. El talayot de Sant Agustí se configura como el punto central y de mayor conectividad de la red de intervisibilidad de los talayots de esta comarca.

Como es habitual, los espacios funerarios se sitúan preferentemente en las depresiones. En los dos barrancos que delimitan el área se localizan múltiples cuevas sepulcrales que quedan fuera del área de visibilidad de los asentamientos. Más de cuarenta manifestaciones de diferentes tipologías y períodos se encuentran confinadas en estos espacios funerarios, incluyendo varias necrópolis, cuevas artificiales, cuevas con muro ciclópeo e hipogeos de planta de horno, propios del período naviforme. Entre estas cuevas destaca la Cova des Coloms, situada en la pared este del barranco de Binigaus, a escasa distancia del poblado de Sant Agustí. Se trata de una grandiosa cueva de origen cárstico que sorprende por sus extraordinarias dimensiones. Las excavaciones realizadas en los años 1914 y 1915 aportaron importantes materiales del período talayótico entre los que destacan las conocidas astas de buey, fabricadas en bronce.

alt textAtributos: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Poblados talayóticos – taulas y casas circulares. Los distintos poblados talayóticos del componente cuentan con una nutrida representación de recintos de taulas y casas circulares, expresiones únicas y exclusivas de Menorca correspondientes al período Talayótico Final (Criterio (iv)).
  • Talayots. Constituye el componente que alberga el mayor número, diversidad tipológica y originalidad de talayots, siendo una de las áreas de la isla que mejor ejemplifican el relevante protagonismo de estas construcciones en la monumentalización y articulación del paisaje talayótico. En San Agustí se documenta la singular pervivencia de la técnica constructiva de techumbres construidas con losas de piedra surgida en el naviforme (Criterio (iv)).
  • Diversidad de expresiones ciclópeas. El componente alberga una muestra significativa de la mayoría de las construcciones ciclópeas de esta cultura, incluyendo la mejor representación de las salas hipóstilas aisladas distribuidas por el territorio insular, así como una alta diversidad de recintos funerarios correspondientes a diversas tipologías y períodos (Criterio (iv)). En conjunto aporta una serie de expresiones que ilustran un proceso cultural evolutivo único en la prehistoria de las islas del Mediterráneo (Criterio (iii)).
  • Paisaje asociado. La envolvente paisajística del componente, que acoge múltiples expresiones de la arquitectura ciclópea de Menorca, se sustenta en el peculiar agroecosistema menorquín, caracterizado por un paisaje vegetal en mosaico que presenta muchas similitudes con el que los antiguos pobladores ayudaron a forjar desde mediados del segundo milenio a.C. Incluye igualmente representaciones bien conservadas de espacios naturales como barrancos y humedales costeros que contextualizan de forma excepcional el escenario de las actividades funerarias y pastoriles de estas comunidades (Criterio (iv)).
Atributos inmateriales.
Ejemplifica un modelo prehistórico de asentamiento en afloramientos calcáreos que ha perdurado hasta la actualidad, representando un conocimiento que ha pervivido a través de la historia y que hoy se observa en la localización de las viviendas rurales tradicionales menorquinas de la zona (Criterio (iii)).

Protección del componente y usos del suelo
El 85% de los yacimientos arqueológicos inventariados en este espacio están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), incluyendo evidentemente a los principales atributos citados del componente. El muy alto valor geológico, ecológico, cultural y perceptivo de este paisaje de barrancos, acantilados y humedales costeros, y su buen estado de conservación, ha merecido un alto nivel de protección tanto por parte de la legislación ambiental como por el Plan Territorial de Menorca. Los barrancos, sus fondos y márgenes, y el espacio próximo a la costa forman parte de ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés), incluyendo algunas manchas que por su valor ecológico están declaradas como AANP (Áreas Naturales de Especial Interés y alto nivel de protección). El resto del ámbito tiene la consideración de ANIT (Áreas Naturales de Interés Territorial). Las áreas declaradas ANEI se encuentran además incluidas en la Red Natura 2000. A todo lo anteriormente descrito, se añade que la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Estas determinaciones territoriales aportan todas las garantías de protección para la preservación del patrimonio cultural, paisajístico y natural que alberga el componente.
Componente 5 (C5) Área entre los barrancos de Torrevella y Cala en Porter  (Torre d’en Galmés, Na Comerma de Sa Garita, Ses Roques Llises)
alt textEl ámbito del componente se localiza íntegramente en el municipio de Alaior, entre los barrancos de Torrevella, al oeste, y el barranco de Cala en Porter. Puede considerarse como un área de transición entre el característico paisaje de barrancos profundos del componente C4 y la planicie caliza poco accidentada del sureste del Migjorn. En la plataforma miocénica del ámbito destacan suaves abombamientos que se corresponden con ejes de progradación de la antigua plataforma marina. Sobre un punto culminante de uno de esos ejes se emplazan los talayots del poblado más importante del componente, el de Torre d’en Galmés, un hito principal del sistema de asentamientos de esta parte de la isla, con una amplia y espectacular cuenca visual incluida en el ámbito.

Los procesos de disolución de la caliza han generado, como en otras áreas del Migjorn, depresiones en las que se acumulan las arcillas de descalcificación, sobre las que se desarrollan fértiles suelos cultivados o dedicados a pastizal. En contraste con las áreas labradas, los terrenos más pedregosos, en los que aflora la roca madre calcárea, están tapizados por un matorral de acebuche. Este mosaico de labradíos, pasturas y matorrales, aparece distribuido en un parcelario de fincas geométricas de tamaño medio cerradas por una retícula de centenares de kilómetros de paredes secas, que configuran en este ámbito un paisaje agropecuario construido de notable valor, muy representativo del Migjorn menorquín y en excelente estado de conservación. Los diferentes llocs, que en muchos casos dan nombre a los yacimientos talayóticos, articulan un paisaje con carácter, coherente y legible, que envuelve e integra a los vestigios prehistóricos como elementos de excepcional valor y de interpretación del paisaje actual a partir de las huellas del pasado.

Constituye un espacio de elevada densidad en términos arqueológicos, habiéndose inventariado 25 sitios en una superficie de 632 ha. El área se encuentra presidida por el poblado de Torre d’en Galmés, uno de los asentamientos prehistóricos más grandes de la isla que fue ocupado desde el inicio del período Naviforme (1600 a.C.) hasta la época medieval. Se trata del poblado prehistórico mejor conservado de Menorca y de Baleares. En este emplazamiento se localizan abundantes casas de planta circular en buen estado, todas ellas de grandes dimensiones, con patio central, silos para acumular bienes y recintos cubiertos (salas hipóstilas) adosados a las mismas.

En Torre d’en Galmés se documentan tres espectaculares talayots en la parte más elevada del poblado, presentando una visibilidad prácticamente idéntica que controla casi toda la zona. Cuenta además con cuatro hipogeos con funciones funerarias y con una de las mejores muestras de la singular cultura del agua asociada a los poblados talayóticos, con diversos elementos y artefactos como un sofisticado sistema de recogida de agua, pocetas o cazoletas de decantación y cisternas excavadas en la roca.

El recinto de taula de Torre d’en Galmes es uno de los mejor conservados de la isla. En términos arqueoastronómicos su orientación constituye un atributo excepcional, siendo este uno de los rasgos más singulares que caracterizan a las taulas. El amplio horizonte meridional de referencia, totalmente despejado de elementos geográficos particulares y con el mar en la lejanía, se conserva aún libre de cualquier elemento perturbador y en condiciones prácticamente idénticas a las de la prehistoria. Su visión desde la taula recrea nítidamente la percepción del paisaje terrestre y celeste que, desde este lugar, tuvieron los pobladores del Talayótico Final en la celebración de sus rituales.

El ámbito acoge también los restos de otros dos talayots y sus poblados, así como de otros cinco asentamientos. En este contexto, un caso reseñable de construcción ciclópea es el de Na Comerma de Sa Garita, situada algo más al sur de Torre d’en Galmés. Se trata de un edificio excepcional y arquitectónicamente complejo, pero que constituye un gran enigma en la arquitectura prehistórica menorquina. Por sus características formales y la amplitud de sus espacios aparenta ser un edificio público o religioso. La presencia de una pilastra que recuerda a las de las taulas en una de sus esquinas, indica que cronológicamente puede adscribirse al período Talayótico Final, aunque no se trate de un recinto de taula propiamente dicho.

Los espacios funerarios, no visibles y apartados de los asentamientos, se distribuyen en el entorno del barranco de Cala en Porter y especialmente en los cantiles costeros. Estos incluyen restos de una naveta de enterramiento y diversos hipogeos. Sin embargo, el elemento funerario más significativo del ámbito es el dolmen o sepulcro megalítico de Ses Roques Llises, siendo el sepulcro megalítico mejor conservado de las Baleares. Aunque cronológicamente se encuentra fuera de los períodos considerados para el bien propuesto, su interés es doble. Por un lado, hasta que fueron descubiertos los hipogeos con fachada megalítica de Biniai Nou, era considerado el edificio más antiguo de Menorca (1900 a.C.). Por otro, su patrón de orientación revela un claro paralelismo con las navetas funerarias.

alt textAtributos: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Torre d’en Galmés. Constituye uno de los mayores asentamientos prehistóricos de la isla y representa el poblado prehistórico mejor conservado de Baleares, cuyo uso se prolongó hasta la época medieval, ejemplificando la inusual persistencia en el tiempo de muchos elementos propios de esta cultura (Criterio (iii)). Además de sus tres grandes talayots, alberga la mejor representación de las casas circulares, únicas y exclusivas de Menorca, cuya monumentalidad se expresa en sus espectaculares formas e inusuales alturas, incluyendo tipologías con salas hipóstilas asociadas. También el recinto de taula es uno de los mejor conservados de la isla, mostrando de forma nítida el patrón de orientación que singulariza a estas excepcionales obras con respecto a otras culturas contemporáneas de características ciclópeas similares. Integra igualmente realizaciones genuinas y representativas de la cultura del agua talayótica, tales como los sistemas de captación y filtrado de agua, o las cisternas de almacenamiento (Criterio (iv)).
  • Ses Roques Llises. Este sepulcro megalítico constituye una de las evidencias más excepcionales y mejor conservadas de las primeras construcciones documentadas precedentes a la irrupción de la arquitectura ciclópea en la isla y en Baleares. Muestra también un patrón de orientación que en términos arqueoastronómicos le singulariza frente a otras culturas y expresiones similares contemporáneas (Criterio (iv)).
  • Paisaje asociado. Más que en ningún otro lugar de Menorca, en este espacio es donde mejor se manifiesta la vigorosa relación entre el paisaje y el celaje que caracterizaba a la cultura talayótica. La visión desde la taula de Torre d’en Galmés presenta, hacia el horizonte meridional, un paisaje prístino y llano, sin apenas alteraciones, muy similar al que se observaba en la prehistoria. Por añadidura, la excepcional calidad del cielo en el ámbito permite apreciar aún hoy en día fenómenos celestes equivalentes, aunque no idénticos debido a la precesión de los equinoccios, a los que formaban parte de la cosmovisión de los antiguos pobladores y sustentaban muchos de sus ritos y creencias (Criterio (iii)).

Protección del componente  y usos del suelo
El 78% de los vestigios arqueológicos catalogados en este espacio están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC). Los altos valores naturales, paisajísticos y agrarios tradicionales del ámbito están protegidos en el PTI por ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés) y ANIT (Áreas Naturales de Interés Territorial) en el caso de los terrenos inmediatos a la costa, los barrancos y áreas próximas, así como las áreas pedregosas cubiertas de matorral. Los suelos de más elevado potencial agrario están protegidos en calidad de Áreas de Interés Agrario (AIA). Toda la franja costera al sur y el entorno del barranco de Cala en Porter, están además incluidas en la red Natura 2000. Por añadidura, la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Todas estas determinaciones territoriales garantizan la protección ambiental del ámbito y están absolutamente en sintonía con la preservación del patrimonio prehistórico y paisajístico que alberga el componente.
Componente 6 (C6) Área sureste - Alaior  (Calescoves, Torralba d’en Salort,  So na Caçana, Rafal Rubi)
alt textEl componente se despliega desde la desembocadura de los barrancos que convergen en Calescoves (Biniedrís y Son Domingo), asciende por el barranco de Biniedrís y alcanza la planicie caliza poco accidentada del sureste del Migjorn, atravesando dos unidades de paisaje claramente diferenciadas. La zona más próxima a la costa se inserta en la unidad paisajística denominada como “barrancos y plataformas del Migjorn oriental”, mientras que el ámbito situado hacia el interior de la isla se incluye en la unidad conocida por “planicies del Migjorn de Alaior a Maó”. La totalidad del componente se encuentra dentro del término municipal de Alaior.

Desde la costa hasta la zona intermedia del ámbito, a la altura del poblado de So na Caçana, el paisaje vegetal está caracterizado por la presencia de masas relativamente densas de acebuche. Junto con los acantilados que se despliegan en la desembocadura de los barrancos, el ámbito presenta un paisaje de marcado carácter natural en los escarpes, poco antropizado, que da fe de su vocación prehistórica como territorio funerario. A partir de este punto, sobre la llanura calcárea, aparece una excelente muestra del excepcional agroecosistema menorquín, donde se combinan maquias de acebuche con tierras de cultivo y pastos confinadas en la retícula de pared seca. Constituye el ejemplo mejor conservado del paisaje rural del sureste del Migjorn que encierra, además, una gran cantidad de monumentos y vestigios de asentamientos prehistóricos.
 
En conjunto, constituye un espacio muy denso en términos arqueológicos. Han sido inventariados 57 sitios en este ámbito de 502 ha, teniendo en cuenta, además, que algunos yacimientos concentran múltiples y diversas construcciones asociadas en su entorno. En su seno se contabilizan cuatro poblados talayóticos y restos de otros cinco asentamientos de menor envergadura. El patrón de asentamiento nos habla de un poblamiento distribuido, característico de las planicies del Migjorn oriental, donde no existe un núcleo dominante. Presenta igualmente nueve talayots, entre los que destacan los de Torralba d’en Salort y Cotaina d’en Carreras que se configuran como los cuellos de botella de la red de intervisibilidad.

El poblado de Torralba d’en Salort es uno de los más conocidos de Menorca y concentra, además del recinto de taula mejor conservado y espectacular de la isla, dos talayots de planta circular, una sala hipóstila, una singular cabaña de planta circular del período Naviforme, así como un conjunto de cuevas artificiales de enterramiento algo alejadas del mismo. La orientación de la taula, cuyo uso se prolongó hasta bien entrado el siglo II a.C., es también singular, ya que se trata de uno de los dos casos en los que estos excepcionales monumentos de Menorca no se encuentran orientados al sur, constatándose en esta taula su orientación a la estrella Sirio, la más brillante del cielo, pero aun así en un contexto de relaciones coherente al del resto de las taulas. Es relevante el hecho de tratarse de uno de los pocos lugares en los que, en un reducido espacio, conviven tres tipos de construcciones ciclópeas representativas de cada período:  Naviforme, Talayótico y Talayótico Final.

El yacimiento de So Na Caçana situado a unos 3 km al sur de Torralba d’en Salort, es un asentamiento de características excepcionales, al ser el único conocido con más de un recinto de taula. Si a este hecho le sumamos que el yacimiento cuenta con dos talayots de tipología poco ortodoxa, se concluye que reúne las condiciones para considerar el enclave como un santuario. Sin embargo, no deja de ser un poblado, porque en el mismo se localizan representaciones de casas circulares del período Talayótico Final. Como muchos poblados prehistóricos de la isla, su uso se prolongó más allá de la época romana, como se puede constatar en este caso por la existencia de un pequeño cementerio islámico.

Muy próximo a So Na Caçana, se localiza el asentamiento de Torrellisar, en el que se documentan dos talayots, así como un recinto de taula con un acceso consistente en un corredor cubierto, construido con muros de piedra seca histórica. Este asentamiento se localiza en un espacio de importante visualización y en conjunto aporta un interesante ejemplo de simbiosis entre la arquitectura ciclópea talayótica y la obra de pared seca que caracteriza el paisaje rural tradicional.

El ámbito del componente del bien aporta singulares obras asociadas a la cultura prehistórica del agua. Entre ellas destaca el pozo de Na Patarrà, ubicado a unos 150 metros del poblado de Torralba d’en Salort, una espectacular construcción de carácter único en el ámbito insular mediterráneo. Su ingenioso diseño aprovecha las diaclasas naturales abiertas en la roca, en las que se tallaron escalones en las paredes formando hasta nueve tramos de complejas escaleras helicoidales.

Los espacios funerarios en este componente ilustran nítidamente los rasgos singulares que caracterizaban la dualidad del mundo de los vivos y el de los muertos en esta cultura, así como sus singulares patrones territoriales. En el territorio de los muertos destacan dos acontecimientos excepcionales: el espectacular paisaje funerario de Calescoves y las navetas de enterramiento de Rafal Rubí.

En la desembocadura de los barrancos Biniedrís y Son Domingo se sitúa la cala denominada como Calescoves, un ámbito de extraordinario valor paisajístico que alberga una excepcional necrópolis de cuevas artificiales colgada de los acantilados calizos. Se trata de la necrópolis más extensa de la isla, en la que se han identificado más de 90 cuevas de enterramiento de muy diversas tipologías, que abarcan desde el período Naviforme hasta el Talayótico Final. El conjunto de Calescoves ha sido escenario de los rituales funerarios de la comunidades prehistóricas de Menorca durante casi 1.500 años, y sus excavaciones han aportado numerosos restos materiales, incluidos artefactos religiosos y ajuares funerarios, que arrojan múltiples evidencias del universo de creencias y rituales funerarios de estas comunidades prehistóricas a través de los distintos períodos. En términos arqueoastronómicos destaca la singularidad del santuario rupestre de Calescoves, conocido como la Cova dels Jurats, que presenta una orientación similar a la que se otorgaba a los recintos de taula. Pero Calescoves también es más que una necrópolis, en estos parajes encontramos un reducto costero fortificado, una de las pocas representaciones del bien de asentamientos en el litoral, y restos de cuando fue un importante fondeadero, además de un pequeño santuario de época romana.

El patrimonio arqueológico subacuático también es destacable en este componente. La delimitación del componente incluye el ámbito marino correspondiente al entorno del fondeadero de Calescoves. En este espacio marino se localizan importantes pecios que albergan notables evidencias materiales que ilustran los intercambios y relaciones con el exterior que mantenían los antiguos pobladores.

Los vestigios de navetas funerarias están bien representados en el componente. Destacan por su buen estado de conservación las navetas de enterramiento de Rafal Rubí, situadas en el extremo noreste del componente, que muestran claramente la preferencia de estas construcciones por ubicarse en zonas llanas cóncavas, visualmente acotadas y recogidas, tal y como ocurría con Es Tudons. Efectivamente, el estudio topográfico y geomorfológico del entorno de las dos navetas pone de manifiesto su localización en un llano de modestas dimensiones, ligeramente cóncavo, resultado de la disolución superficial de las calizas del Migjorn –lo que se conoce en geomorfología cárstica como poljé–, bordeado por un pequeño escarpe calizo, una configuración muy parecida a la del entorno de la naveta de Es Tudons. La construcción de estas tumbas exclusivas de Menorca se remonta al período Naviforme (1400 a.C.), representando Rafal Rubí un caso singular de ámbito funerario que incluye dos monumentales navetas de enterramiento en un paisaje natural y rural muy característico del Migjorn menorquín. A estas construcciones habría que añadir otras navetas presentes como las de Cotaina y Torrellisar, en este caso de planta circular. También en el contexto del componente resalta la presencia de la cueva de Biniedrís cuyos restos han aportado evidencias de originales rituales funerarios como el de “peinar la muerte”, que incluía el teñido de cabellos, y que también se ha constatado en otros importantes yacimientos como la Cova des Carritx, donde se identificó por primera vez. 


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Atributos: construcciones ciclópeas  y paisajes asociados
  • Torralba d’en Salort. El poblado ostenta el privilegio de albergar el recinto de taula mejor conservado de Menorca, que es aún más excepcional por dos razones. En términos arqueoastronómicos representa la excepción a la regla en el patrón de orientación de estos monumentos, y en términos cronológicos aporta la singularidad de haber sido usado hasta dos siglos después del ocaso de la cultura talayótica. Constituye, además, un caso singular de convivencia de construcciones ciclópeas representativas de todos los períodos, incluyendo obras excepcionales asociadas a la cultura del agua (Criterios (iii) y (iv)).
  • Rafal Rubí. Representa uno de los pocos enclaves de la isla que alberga dos navetas de enterramiento, monumentos únicos y exclusivos de Menorca, ilustrando también la singular dualidad territorial entre espacios funerarios y asentamientos que caracteriza a las expresiones de esta cultura (Criterio (iv)).
  • So Na Caçana. Es el único ejemplo de asentamiento conocido dotado de dos recintos de taula y, según las evidencias, se trata de un caso excepcional de poblado religioso (Criterio (iv)).
Calescoves. El conjunto de recintos funerarios de Calescoves representa la necrópolis más extensa de la isla. Las numerosas cuevas de enterramiento repartidas por la cala y hacia el interior de los barrancos que la forman incluyen una amplia diversidad tipológica que ilustra las diferentes etapas que abarcan todos los períodos de la prehistoria de la isla (Criterio (iv)). Los numerosos hallazgos materiales aportados, proporcionan una ventana excepcional al conocimiento de los rituales funerarios de las comunidades prehistóricas desde el Navifome hasta el Talayótico Final (Criterio (iii)).
  • Paisaje asociado. Constituye el componente que mejor representa las originales relaciones entre el mundo de los vivos y el de los muertos que caracterizaba a estas sociedades prehistóricas, cuyos rasgos aún son tangibles en este componente (Criterio (iii)). En su mitad sur se desenvuelve el paisaje funerario, oculto en el interior de los barrancos y los cantiles de su desembocadura, prácticamente inalterado desde la prehistoria y, en la mitad norte, emerge un ámbito representativo del agroecosistema menorquín que ilustra el excepcional proceso de resiliencia del paisaje ciclópeo prehistórico (Criterio (iv)).

Atributos inmateriales.
Este componente representa bien el poder que ha emanado de las obras ciclópeas de los antepasados a la hora de inspirar los mitos y leyendas que han formado parte del acervo cultural inmaterial menorquín. Buena muestra de ello es la leyenda de los cinco gigantes que se reunían alrededor de la taula de Torralba d’en Salort, o el mito que consideraba al Pozo de na Patarrà como una de las entradas al infierno (Criterio (iii)).

Protección del componente  y usos del suelo
El 75% de los vestigios arqueológicos catalogados en el componente están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), incluyendo la totalidad de los citados en la descripción. Los valores naturales y paisajísticos del tramo inferior del espacio hasta la costa han propiciado su protección en el marco del PTIMe como ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés) y ANIT (Áreas Naturales de Interés Territorial). El resto del espacio, de alto valor agrícola tradicional y relevante interés paisajístico, está calificado como AIA (Área de Interés Agrario), exceptuado la orla que rodea a la necrópolis de Cotaina, también considerada como ANIT. La zona sur, correspondiente a gran parte del espacio funerario, está incluida en la Red Natura 2000. Además, la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Estas determinaciones territoriales garantizan la protección del ámbito y son absolutamente coherentes con la preservación del patrimonio prehistórico y paisajístico que alberga el componente (Ver Sec. 5.b).
Componente 7 (C7) Área sureste - Maó  (Talatí de Dalt, Torelló, Cornia Nou)
alt textEl ámbito del componente se asienta sobre la planicie caliza poco accidentada de esta zona de la isla perteneciente al municipio de Maó. Los monumentos talayóticos se encuentran arropados por el tradicional paisaje en mosaico configurado por maquias de acebuche y tierras de pastos y cultivos integradas en la densa malla de pared seca. Su buen nivel de conservación, en una zona próxima al ámbito urbano de Maó y al aeropuerto, ilustra el poderoso proceso de resiliencia del paisaje ciclópeo prehistórico y el histórico hasta nuestros días, y su extraordinaria pervivencia.

La mayor parte del componente se encuentra incluido en la unidad paisajística denominada “planicies del Migjorn de Alaior a Maó”. Su extremo oriental está inserto en la unidad “ámbito periurbano de Maó-Es Castell” (Cornia Nou), participando de las mismas características geomorfológicas y de usos del suelo.

En conjunto, constituye un espacio denso en términos arqueológicos. 13 sitios han sido inventariados en este ámbito de 104 ha. Al Igual que en el componente C6, el patrón de asentamiento en la zona nos indica un poblamiento relativamente distribuido, aún considerando que poblados como Talatí de Dalt y Torelló Vell tenían una extensión apreciable, superior a las tres hectáreas. Alberga igualmente seis talayots, dos por poblado, siendo los grandes talayots de Cornia Nou, Torelló y Talatí de Dalt los que concentran el mayor número de conexiones visuales en el ámbito.

El poblado talayótico de Talatí de Dalt es uno de los más emblemáticos de la isla, a lo que ha contribuido su buen estado de conservación y la armoniosa integración en el paisaje rural circundante delimitado por la pared de piedra seca. Este asentamiento puede considerarse excepcional por varios motivos. Además de los dos talayots, presenta un singular recinto de taula con una pilastra derribada que quedó apoyada en el capitel de la taula, cuya imagen se ha convertido en uno de los iconos de la isla. El asentamiento incluye también uno de los pocos espacios documentados en los poblados talayóticos especializado como zona económica independiente para tareas productivas, tales como la cerámica, la fabricación de utillaje o el almacenaje. Este espacio está formado por una serie de recintos cubiertos que incorporan cubiertas a base de grandes losas de piedra, confirmando así la pervivencia de esta técnica hasta el período Talayótico Final. A pesar de ser muy similares a las salas hipóstilas adosadas a los círculos, también representados en este espacio, sus funcionalidades son muy distintas. Por último, también en esta zona se conservan restos de pavimento, siendo por ahora el único espacio excavado que permite aportar evidencias sobre este tipo de elementos urbanos en un poblado talayótico.

El yacimiento de Torelló conserva los restos de lo que fue un importante poblado talayótico, pero que aún conserva dos talayots, así como los restos de una casa circular del Talayótico Final y de un sistema de recogida de agua. De los dos talayots, sobresale el denominado talayot de Torelló, el más espectacular y monumental de la isla y que corresponde al tipo macizo troncocónico con planta superior. Junto con los talayots Cornia Nou y Torelló, representa al período inicial de estas monumentales construcciones. La altura de este talayot le confiere un importante control visual sobre el área a corta, media y larga distancia, conectando visualmente tanto con el área de Talatí de Dalt, como con los asentamientos localizados más hacia al este, entre ellos Cornia Nou o Trepucó.

El poblado de Cornia Nou se localiza sobre una elevación del terreno, una plataforma de marés que fue usada para la extracción de piedra en la construcción del asentamiento. De menor dimensión que los anteriores se caracteriza por la presencia de dos talayots que se corresponden con la fase inicial del período Talayótico, caracterizada por la irrupción de estas edificaciones, y justo cuando alcanzaron su mayor monumentalidad. El llamado talayot Oeste, macizo y de perfil troncocónico, con edificios adosados y una escalera monumental, constituye uno de los ejemplos paradigmáticos y mejor estudiados de este tipo de construcciones y de las técnicas ciclópeas utilizadas. Las investigaciones arqueológicas apuntan a considerar uno de los edificios adosados como antecedente de los excepcionales recintos de taula. Las excavaciones en este poblado ha aportado múltiples restos de la cultura material (telares, herramientas de hueso, objetos metálicos y líticos) que han suministrado abundantes evidencias sobre los usos y costumbres de las sociedades talayóticas.

El componente del bien acoge relevantes muestras de los singulares ingenios hidráulicos prehistóricos, incluyendo pozos, cisternas y sistemas de canalización para alimentarlos, especialmente en los poblados de Cornia Nou, Talatí de Dalt y Torelló. El caso de Cornia Nou es especialmente relevante, ya que aporta magníficos ejemplos de sistemas de almacenamiento de diferentes cronologías, incluyendo algunas espectaculares cisternas.

En términos funerarios, el ámbito cuenta con más de una decena de hipogeos, incluyendo representaciones de los denominados hipogeos de planta de horno, pertenecientes al período naviforme.

alt textAtributos: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Talatí de Dalt. Además de incluir una de las taulas más emblemáticas y diversos círculos, monumentos excepcionales y exclusivos de Menorca, el poblado acoge singulares obras hidráulicas y evidencias de la pervivencia del uso de las excepcionales cubiertas a base de grandes losas de piedra hasta el Talayótico Final (Criterio (iv)). Alberga la mejor y más completa representación de un espacio pavimentado y especializado en las producciones de objetos y almacenaje que atestiguan los rasgos urbanos que adquieren los poblados talayóticos en su evolución (Criterio (iii)).
  • Torelló. Alberga el talayot de Torelló, el más espectacular y alto de Baleares, y uno de los mejor conservados, así como los vestigios de una monumental casa circular y restos de singulares artefactos hidráulicos (Criterio (iv)).
  • Cornia Nou. El poblado, los originales talayots y sus edificios adosados, han aportado excepcionales evidencias sobre las singulares pautas de organización social de estas comunidades y la gestión de sus producciones agrícolas (Criterio (iii)), así como excepcionales obras de la singular cultura del agua talayótica correspondientes a diferentes cronologías (Criterio (iv)).
  • Talayots. Los monumentales talayots de este componente constituyen la mejor representación de los talayots en su etapa inicial, aquellas obras que marcaron el principio de una gran transformación cultural en la isla, determinando la emergencia del período Talayótico. Los primeros talayots son sin duda los más monumentales y espectaculares, y constituyen un testimonio excepcional del trabajo colosal acometido por parte de estos grupos humanos, teniendo en cuenta el número de efectivos poblacionales y los limitados recursos técnicos disponibles (Criterio (iii)).
  • Paisaje asociado. Las construcciones ciclópeas se insertan en un paisaje vivo y bien conservado, representativo del tradicional mosaico agroforestal menorquín, especialmente en el entorno de Talatí de Dalt. El ámbito es representativo de la persistencia de las manifestaciones talayóticas y sus paisajes asociados incluso en zonas sometidas a la presión del desarrollo urbano de los últimos tiempos históricos (Criterio (iii)).

Protección del componente y usos del suelo
El 46% de los vestigios arqueológicos catalogados en este componente están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC). La mayor parte del componente se encuentra calificado por el PTI como AIA (Área de Interés Agrario). El extremo oriental (Cornia Nou), contiguo al ámbito urbano, está considerado como Área de Transición (AT). Finalmente, el ámbito restante se encuentra calificado como SRG (Suelo Rústico de Régimen General). No obstante, en este caso es muy importante destacar que la revisión del PTI (2020) fortalece especialmente la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Estas determinaciones territoriales, y en particular la de AIP, garantizan la protección del ámbito y son absolutamente coherentes con la preservación del patrimonio prehistórico y paisajístico que alberga el componente.
Componente 8 (C8) Poblado (Trepucó)
alt textAl igual que en el caso del C7, este reducido componente se asienta sobre la plataforma de calcarenitas miocénicas que caracteriza a esta zona de Migjorn en el sureste de la isla. Se encuentra incluido en la unidad paisajística denominada como “zona periurbana de Maó-Es Castell”. El ámbito del componente se corresponde básicamente con la zona arqueológica que contiene los vestigios del gran poblado talayótico de Trepucó.

Con una superficie próxima a las 5 ha, fue uno de los poblados más importantes de la isla, muy similar en extensión al de Torre d’en Galmés. Lo que resulta singular de este componente es el alto grado de conservación de sus elementos y atributos en una zona colindante con el ámbito urbano de Maó, constituyéndose en una auténtica reserva del patrimonio prehistórico. Este hecho da testimonio de la actitud de la sociedad menorquina a la hora de reconocer y respetar estos monumentos. También es un lugar referente de algunos episodios de la historia moderna: fue cuartel general durante el asedio franco-español al castillo de San Felipe (1781-1782), destino decimonónico de eruditos locales y viajeros ilustres y primer yacimiento menorquín en ser excavado científicamente en 1930.

El poblado incluye dos talayots. El imponente talayot central, de estilo macizo, es el más ancho de las islas Baleares. En su parte superior se documenta una especie de portal, además de una habitación de tendencia absidal. Ejerce asimismo como nodo de control visual en los asentamientos de su entorno.

El poblado cuenta con un monumental recinto de taula, cuya excavación en 1930 por Margaret Murray aportó una gran cantidad de cerámica, huesos de animales y carbones que aportaron las primeras evidencias del uso religioso y funcionalidad ritual de estas excepcionales construcciones. Con cerca de cinco metros de altura, la taula del recinto se convierte en la más alta y espectacular de Menorca. Alberga igualmente un interesante conjunto de viviendas circulares talayóticas. Más allá de los límites del asentamiento, y en el borde del componente, se encuentra una necrópolis en la que se identifican dos cuevas con muro ciclópeo.

El hecho de que el asentamiento fuera arrasado durante la Segunda Guerra Púnica, provocó su abandono repentino. Esto hizo posible que en el momento de las excavaciones arqueológicas saliera a la luz un utillaje doméstico admirablemente conservado que está expuesto en el cercano Museo de Menorca. Encontramos así botones esferoidales, tapaderas con círculos concéntricos, cerámica talayótica y del naviforme, cerámica romana republicana y vasos íberos, además de los mencionados restos rituales. Trepucó se convierte así en una de las ventanas privilegiadas al conocimiento de la prehistoria menorquina.


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Atributos: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Recinto de taula y casas circulares. El recinto de taula del poblado acoge la taula más alta y espectacular de la isla, y el yacimiento integra diversos círculos, que representan a estos monumentos únicos y excepcionales de Menorca (Criterio (iv)). Se configura además como una auténtica reserva patrimonial en el entorno periurbano de Maó que ha resistido el paso del tiempo y múltiples avatares, siendo un ejemplo de la excepcional persistencia de estos monumentos a lo largo de la historia de la isla (Criterio (iii)).
  • Atributos inmateriales. Constituye uno de los poblados prehistóricos más emblemáticos de Menorca cuya notoriedad se remonta al siglo XIX. Fue visita obligada de viajeros ilustres decimonónicos y eruditos y ha sido testigo y sede de acontecimientos decisivos en la historia de la isla. Ostenta la condición de ser el primer yacimiento excavado científicamente de la época moderna, un hecho que marcó decisivamente la apertura de la prehistoria de Menorca a la arqueología (Criterio (iii)).

Protección del componente  y usos del suelo
La totalidad del ámbito del componente está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) como yacimiento arqueológico. Los terrenos sobre los que se asienta el poblado y la totalidad del componente están calificados como Suelo Rústico General (SRG). No obstante, la nueva revisión del PTI (2020) fortalece especialmente la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). Estas determinaciones territoriales garantizan plenamente la protección del ámbito y son absolutamente coherentes con la preservación de su patrimonio, además de considerar que la declaración de BIC se encuentra en la cúspide de la pirámide de protección, garantizando plenamente la preservación de la totalidad del componente.
Componente 9 (C9) Área noroeste de Tramuntana (Sa Torreta, Albufera des Grau, Illa d’en Colom)
alt text Situado en la mitad norte de la isla denominada como Tramuntana, el componente del bien engloba una porción del noreste insular y el islote denominado Illa d’en Colom. Se ubica sobre un substrato geológico totalmente diferente al resto de los componentes. La mayor parte de los terrenos se corresponden con materiales del Paleozoico (Devónico y Carbonífero), en lo que se ha denominado en términos geológicos como la Menorca oscura. En el resto encontramos afloramientos de dunas fósiles o calcarenitas consolidadas del cuaternario.

La cobertura vegetal que define a este paisaje es también muy distinta a la del resto de los componentes. Hacia el interior aparece un acebuchal denso y de gran desarrollo localizado sobre las colinas, que contrasta con el tapiz de pastos y cultivos de forraje que se sitúan en los fondos cóncavos y a media ladera. La franja litoral acoge hábitats costeros de extraordinario interés para la flora y la fauna, incluyendo la presencia de pinares y sabinares, así como el sistema de lagunas y marismas litorales.

Todo el dominio del componente constituye un espacio de extraordinario interés ecológico, en el que destaca la Albufera des Grau. Se trata de una zona húmeda de importancia excepcional que constituye el elemento paisajístico emblemático de este ámbito, siendo el hito fundamental de la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera de Menorca.

Las evidencias indican que, en la prehistoria, el paisaje en esta zona poseía unos rasgos bastante similares al actual, con alternancia de zonas húmedas e inundables en las partes bajas y pequeñas elevaciones de formas cónicas. Las zonas húmedas han desaparecido en otros parajes de la Tramuntana tras las obras de drenaje de los últimos siglos, pero se conservan en mayor medida en este componente. Las bajas densidades de ocupación prehistórica que se observan en amplias zonas de la Tramuntana como esta, son achacables obviamente a las limitaciones agrológicas que presentaba este medio para aquellas poblaciones. Se trataba pues de unas comunidades que tuvieron que afrontar dificultades añadidas, y que en el ámbito del componente se evidencia en un sistema de poblamiento que elegía las zonas más elevadas del terreno y alejadas de las zonas pantanosas.

Todo el espacio se encuentra incluido en la unidad paisajística denominada “mosaico agroforestal sobre colinas y vaguadas paleozoicas”. En términos de usos del suelo, el interior del componente se caracteriza por el aprovechamiento de pastos y cultivos forrajeros en las zonas no forestales. Constituyen unas actividades tradicionales que se remontan a tiempos muy antiguos, como se puede apreciar a través del rico patrimonio etnológico (pozos, barracas) y prehistórico, y cuya pervivencia es garantía del mantenimiento de la integridad paisajística y ecológica del ámbito.

En conjunto, presenta un espacio denso en términos arqueológicos. Se han inventariados 28 yacimientos y restos prehistóricos en este ámbito de 524 ha. En su interior se documenta la existencia de dos poblados talayóticos (Sa Torreta de Tramuntana y Morellet), así como vestigios de otros seis asentamientos, cuatro de los cuales se corresponden con navetas de habitación. Ello permite constatar la ocupación de este espacio desde el período Naviforme e ilustra la evolución de las manifestaciones ciclópeas a través del tiempo.

Sa Torreta de Tramuntana es el poblado talayótico de referencia del norte de la isla. Situado en una zona elevada, domina gran parte de la costa y de los valles que lo rodean. Conserva un talayot, un recinto de taula, excavado en 1931 por Margaret Murray, así como vestigios de distintas casas circulares. El talayot es de planta oval y de una singular forma escalonada, ya que está construido a partir de dos cuerpos superpuestos, con una habitación en la cima. En el caso de la taula, las excavaciones han alumbrado la existencia de pebeteros de terracota que representaban a la divinidad púnica Tanit, presentando además una orientación singular y diferente al patrón de orientación que caracterizaba a estas excepcionales construcciones ciclópeas.

Pese a su destacado uso minero en la prehistoria, no hay evidencias de asentamientos talayóticos en el islote denominado como Illa d’en Colom, aunque debe considerase que el poblado de Morellet se encuentra muy próximo, en una ubicación mucho más cercana a la costa de lo que sería habitual para un asentamiento talayótico.

La mina de cobre prehistórica de Sa Mitja Lluna situada en la Illa d’en Colom constituye un yacimiento de especial importancia, no solo por su excepcional conservación, sino también por ser actualmente la única mina prehistórica conocida en las Islas Baleares y una de las pocas que se conservan en el sur de Europa. Las dataciones radiocarbónicas confirman el inicio de la explotación minera en la primera mitad del II milenio a.C. Además, los análisis de isótopos de plomo realizados sobre artefactos de cobre sugieren que Sa Mitja Lluna, junto a otras explotaciones menorquinas, fueron la principal fuente de cobre de las Baleares durante el II milenio a.C.

Las manifestaciones funerarias, siempre alejadas de los poblados, también son notables en este componente. Al sureste del poblado de Sa Torreta se localizan los vestigios de una naveta de enterramiento y varios hipogeos y, hacia la costa, varias cuevas naturales de enterramiento.

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Atributos: construcciones ciclópeas y paisajes asociados
  • Poblado de Sa Torreta de Tramuntana. Constituye la mejor y única representación en el bien seriado del poblamiento prehistórico del norte de la isla, la Tramuntana, aportando un testimonio excepcional de un proceso de ocupación y adaptación humana a un territorio limitado, en condiciones extremas y con escasos recursos (Criterio (iii)). La representación en este enclave de monumentos únicos y exclusivos de Menorca se concreta en un recinto de taula, casas circulares y, a una cierta distancia, los restos de una naveta de enterramiento (Criterio (iv)).
  • Sa Mitja Lluna. Representa un caso excepcional para el conocimiento de las sociedades de la Edad del Bronce en el Mediterráneo, especialmente las insulares. Aporta un ejemplo extraordinario de la tecnología minera prehistórica empleada, sin prácticamente alteraciones antrópicas posteriores (Criterio (iii)).
  • Paisaje asociado. El conjunto de vestigios arqueológicos se inserta en un paisaje escasamente alterado desde la prehistoria, caracterizado por la presencia de zonas inundables y promontorios provistos de suelos poco fértiles, que dan fe de la odisea de la ocupación humana prehistórica en esta parte de la isla. En términos paisajísticos el espacio se encuentra presidido por la Albufera des Grau, hoy convertida en la joya ecológica de Menorca y uno de los humedales más relevantes de las islas mediterráneas (Criterio (iii)).
Protección del componente y usos del suelo
El 78% de los vestigios arqueológicos catalogados en este componente están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), así como la totalidad de los atributos mencionados. La totalidad del ámbito está calificada como AANP (Áreas Naturales de Especial Interés y alto nivel de protección), es decir, se acoge al máximo nivel de protección territorial existente. Todo el ámbito se encuentra inserto en la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera de Menorca. Además, la revisión del PTI (2020) fortalece la salvaguarda del componente con su zonificación como Área de Interés Paisajístico (AIP). En este espacio predominan los usos naturales, entre los que se intercalan aprovechamientos agrícolas extensivos y zonas de pasto. Por lo tanto, las determinaciones territoriales de protección y los usos son plenamente consecuentes con la preservación de los valores culturales, naturales y paisajísticos del componente.


 

 
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