El historiador y museólogo Antoni Nicolau es el redactor del Plan de Gestión de los Bienes de Menorca Talayótica, que establece los mecanismos para garantizar la conservación de su excepcional valor universal. Tiene una extensa trayectoria en gestión cultural: durante catorce años fue director del Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona; también fue director de proyectos de la Spain-USA Foundation y es impulsor de la empresa Kultura. También ha estado al frente de la política de cooperación cultural y científica española y de los programas de promoción de la cultura española en el extranjero como director de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
En alguna ocasión ha comentado que el patrimonio cultural no existe, que es una categoría social, y que somos nosotros quienes decidimos qué es patrimonio. Ahora que Menorca Talayótica ya es Patrimonio Mundial, ¿qué supone para Menorca ese reconocimiento?
Efectivamente, la condición de patrimonio la otorga cada sociedad sobre aquellos bienes que representan algo importante para la mayor parte de sus miembros. Los edificios, objetos del pasado, tradiciones... nunca fueron hechos o pensados para ser patrimonio, sino para tener una función social determinada en cada sociedad histórica. Pero las sociedades del presente consideramos muchos de estos bienes como elementos esenciales de nuestra identidad como pueblo y a eso le llamamos patrimonio, lo que nos ha llegado de las generaciones anteriores y que nosotros tenemos el deber moral de transmitir a las posteriores. Para que esto se haga realidad necesitamos regularlo, crear instrumentos de protección, conservación, investigación y difusión; y todo esto la sociedad menorquina lo está haciendo desde hace muchos años.
Ahora la UNESCO lo reconoce como un conjunto esencial a proteger y conservar para salvaguardar los valores del patrimonio mundial. Esto es un gran reconocimiento y al mismo tiempo una gran responsabilidad, pero creo que la sociedad menorquina está preparada para abordarlo.
¿Cuáles son los retos más importantes a los que debe enfrentarse Menorca Talayótica a partir de ahora?
Creo que el reto más importante es saber equilibrar el crecimiento económico y social de la isla conservando los valores y bienes que constituyen nuestro patrimonio colectivo. Ahora habrá más ojos vigilando para que cumplamos este deber y, al mismo tiempo, más personas conocerán este patrimonio y lo disfrutarán. Es esencial que seamos muy cuidadosos en la gestión sostenible del patrimonio y, en general, del territorio de Menorca para que no superemos el umbral de sostenibilidad de la isla y que, como suele decirse, morimos de éxito.
Tenemos instrumentos para hacerlo como la propia declaración, el Plan de Gestión, las leyes de patrimonio cultural, la declaración de Reserva de Biosfera y los instrumentos jurídicos que la regulan, el Plan Territorial Insular (PTI)… Todo esto es importante pero de nada servirá si el conjunto de la sociedad menorquina no somos los primeros garantes de la protección de nuestro entorno.
Una de las herramientas importantes para gestionar este patrimonio mundial es el Plan de Gestión de Menorca Talayótica, del que eres uno de los principales responsables. ¿Cuáles son los principales mecanismos y objetivos que establece este plan?
El Plan de Gestión, como el conjunto de la candidatura, fue un trabajo colectivo en el que muchos profesionales y ciudadanos aportaron sus propios conocimientos. A algunos nos tocó coordinar partes, pero sinceramente se trata de un trabajo colaborativo.
El Plan de Gestión articula un sistema que prevé instrumentos para ordenar los trabajos a realizar en los próximos años para alcanzar los objetivos de protección, conservación, investigación y difusión del conjunto de bienes declarados. De hecho, es una especie de hoja de ruta que prevé un montón de proyectos ordenados en 22 planes de acción que se despliegan en los distintos ejes descritos. Además, el Plan de Gestión crea los instrumentos para hacerlo: la Agencia Menorca Talayótica como ente de gestión responsable de desarrollar los programas, los contratos de custodia y valorización del patrimonio, el Foro de Titulares y Gestores, como órgano participación de los propietarios, los planes directores de los yacimientos y un sistema de financiación.
¿Cómo fue el proceso de elaboración del Plan de Gestión? ¿Qué aspectos se tuvieron más en cuenta?
Como hemos dicho, el Plan de Gestión lo redactó un equipo interdisciplinario que trabajó de forma intensa durante más de un año. Los trabajos coincidieron con la pandemia de Covid, lo que hizo aún más difícil la redacción de los distintos documentos.
Se realizó un análisis de la situación de los yacimientos incluidos en la candidatura y el paisaje asociado para después formular las propuestas organizativas y programáticas idóneas. Durante todo el proceso se realizaron consultas con profesionales de diversas disciplinas y con ciudadanos interesados, y se realizaron reuniones de coordinación con el Consell Insular.
De todo el equipo, hay que destacar la labor realizada por Teresa Marot en el apartado de difusión y puesta en valor, el dr. Rafael Mata en los aspectos relacionados con el paisaje y las relaciones del Plan de Gestión con el PTI, y Lídia Font en todo lo que implica la conservación preventiva y restauración.
Existe una parte del Plan enfocado a fortalecer la relación de los bienes de Menorca Talayótica con la comunidad local. ¿Qué carencias detectó y cuáles son las líneas de trabajo a seguir para mejorar esta identificación con el patrimonio?
En el diagnóstico realizado se constataba una gran implicación de la población menorquina con el patrimonio cultural en general y más concretamente con el de época talayótica. Sin embargo, durante el largo camino de la candidatura se ha producido un aumento del conocimiento de los menorquines sobre el patrimonio propio, pero como ya he dicho, estamos convencidos de que para que la protección y valorización del patrimonio funcione bien es necesario que la población local se implique de forma activa. Por eso el Plan de Gestión recoge iniciativas para mantener y aumentar la implicación ciudadana.
El Foro de Propietarios y Gestores regula la participación de todos los titulares en la gestión del patrimonio cultural, pero esto no queda aquí; el Plan de Gestión prevé que la Agencia Menorca Talayótica se dote de un Consejo Social, se proponen mecanismos de participación a través de las redes sociales y de programas de difusión que suponen la participación activa de asociaciones, un programa de formación de voluntariado y un conjunto de programas con las escuelas para que se amplíe el número de jóvenes que se comprometen con la conservación y difusión del patrimonio.
La relación con el turismo es también uno de los puntos clave en la preservación de Menorca Talayótica. ¿Cómo conseguir el equilibrio entre turismo y patrimonio?
Éste es uno de los retos importantes de Menorca respecto a la declaración de la UNESCO. Menorca hoy vive fundamentalmente del turismo y esto seguirá siendo así, pero es esencial que entre todos seamos capaces de mantener una diversidad en la actividad económica de la isla si queremos seguir manteniendo nuestro paisaje y nuestra forma de ser. En este sentido, es necesario seguir trabajando por un campo menorquín en el que la actividad agrícola y ganadera vaya de la mano de un desarrollo tecnológico que ayude a la rentabilidad de las unidades de producción.
Esto es básico para mantener un equilibrio entre turismo, patrimonio y paisaje. El patrimonio cultural de Menorca es un atractivo importante si queremos contribuir a desestacionalizar las visitas turísticas, pero hay que tener cuidado de no sobrepasar los límites de lo que tanto el patrimonio como el paisaje y los ciudadanos podemos soportar. Una de las vías que propone el Plan de Gestión es una cierta reconversión del tipo de turismo desde el vacacional de sol y playa que se concentra en el pico del verano, a un turismo cultural y de naturaleza que se distribuye a lo largo del año.