Desde la prehistoria hasta la época romana, Calescoves despertó el interés de los diferentes pobladores menorquines. Fue ocupada durante muchos siglos y por este motivo se trata de una zona arqueológica de gran valor, por la cantidad e importancia de sus monumentos.
Conserva una necrópolis de época talayótica compuesta por más de noventa cuevas y hipogeos de enterramiento excavados en los mismos acantilados de la cala, un embarcadero también de época prehistórica, un establecimiento costero, delimitado por una muralla prehistórica, y un santuario de época romana imperial.
Horario: Acceso libre
Precio: Gratuït
Visitable: Si
Acceso: Se accede desde la carretera Me-12, de Maó a Cala en Porter. En el punto kilométrico 10, hay una desviación a la izquierda. Siguiendo el camino de Biniedrís hasta el mar, se llega a la necrópolis. El acceso es peatonal.
Hay indicadores de carretera.
Aparcamiento: No habilitado
Visitas guiadas: Hay carteles informativos
Contacto:
Servicios: No
Acceso a personas con movilidad reducida: No
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Más información:
Periodo de las navetas Periodo talayótico Periodo talayótico final Época romana
Los más de noventa hipogeos y cuevas naturales de enterramiento que forman la necrópolis están situados en los acantilados de los barrancos de Biniedrís y Son Domingo. La cala está formada por la desembocadura en el mar de los dos barrancos, que en algunos tramos alcanzan alturas de hasta 45 metros sobre el nivel de mar.
Estos peñascos fueron el escenario de los rituales funerarios de las comunidades prehistóricas de Menorca durante casi 1.500 años, así podemos encontrar diferentes tipos de tumbas, que abarcan un período desde la época de los poblados de navetas (1400 aC) hasta el talayótico ( 900-750 aC) y el talayótico final (750-123 aC).
Cuevas naturales
Son cuevas que fueron utilizadas como lugar de enterramiento colectivo para pequeños grupos sociales. Se añadía un muro ciclópeo de cierre con un portal en el centro formado por tres grandes piedras. Son tumbas donde se documenta el típico ritual funerario de esta época, consistente en la colocación de los difuntos en posición fetal, envueltos por piel de buey y cuerdas y acompañados de algunos objetos de bronce y hueso. El periodo de utilización se remonta a los siglos XI-X aC y perdura hasta el siglo VIII aC, momento en que coinciden con las tumbas de hipogeos o cuevas artificiales más antiguas.
Hipogeos del período talayótico
Se trata de hipogeos formados por una sola cámara, de planta ovalada, portal semicircular o rectangular, techo bajo plano o con una ligera vuelta. Se sitúan a una cierta altura respecto al suelo (entre 2 m y 20 m) y su utilización abarca el período entre el siglo IX aC y el siglo VII aC. Entre los objetos localizados durante las excavaciones hay algunos que son típicos de las navetas y de las cuevas naturales. Los ajuares presentan cierta riqueza y variedad en los objetos de bronce: pectorales, torques, cuernos de toro, puntas de lanza y de jabalina, así como los primeros objetos de hierro. Se sigue el mismo ritual de enterramiento que el documentado en las cuevas naturales.
Hipogeos del periodo talayótico final
Encontramos hipogeos de grandes cámaras compartimentadas mediante columnas, pilares y pilastras. Tienen el portal rectangular, un patio exterior excavado en la roca y el techo plano. Son de fácil acceso, aunque pueden situarse en zonas elevadas. Los ajuares depositados son muy variados y abundan los objetos de hierro (cuchillos, espadas, hojas semicirculares, tijeras). Los objetos de bronce son menos frecuentes y tienen la característica de ser elementos significativos o de prestigio (bastones de mando, collares de cadena, torques y brazaletes).
Establecimiento costero
Situado en una punta de la cala de Son Domingo, en Calescoves, conserva una muralla que cierra el cabo por el lado oeste, formando un recinto aproximado de planta cuadrangular, en cuyo interior se observan estructuras dispersas. La longitud aproximada de la muralla es de unos 208,5 m. Está fabricada con doble paramento, con una anchura aproximada de 4 m. Se observan "garitas" o espacios cubiertos por grandes losas y adosamientos.
Dentro de la zona delimitada por la muralla del establecimiento costero, encontramos un pozo excavado en la roca madre con un corredor de acceso de 1 m de ancho. Tiene 45 escalones que llegan hasta el antiguo nivel de la capa freática, a unos 14 m de profundidad.
Embarcadero
La configuración y orografía de Calescoves permitió que el lugar funcionara también como embarcadero de todo tipo de productos comerciales. La cala forma un pequeño puerto que permite el embarque y desembarque de mercancías, sobre todo entre los siglos VI aC y II dC, hecho bien documentado a raíz de la gran cantidad de vasos cerámicos de toda clase y épocas que se han localizado en el fondo submarino de la cala. La fuente de agua dulce que brota justo junto a la playa de Biniedrís también hizo atractivo este punto para abastecerse de agua.
Cueva “dels Jurats” (santuario de época romana)
Se trata de una cueva natural que fue objeto de una excavación arqueológica entre 2010 y 2012 por parte de M. Orfila, G. Baratta y M. Mayer, que concluyeron que, a diferencia del resto de las cuevas de Calescoves , todas ellas de entierro, esta funcionó como santuario, distinguiendo dos fases diferentes en su uso. La primera se corresponde con el periodo talaiótico final, convirtiéndose en el primer santuario rupestre documentado en la cultura talayótica, tanto menorquina como mallorquina. Ya en época romana, el lugar sigue funcionando como santuario, aunque con un ritual totalmente diferente, al que se asocian las inscripciones descubiertas en la entrada de la cueva.