La Cueva de Biniedrís se localiza en el margen oriental del barranco con el mismo nombre. Forma parte del complejo funerario de Calescoves y, junto con las cuevas des Mussol, Càrritx y Es Pas, destaca por recoger un patrón funerario particular de la isla y por su fabuloso estado de conservación.
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Visitable: No
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Aparcamiento: No
Visitas guiadas: No
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Primeros pobladores
Las investigaciones sobre la cueva de Biniedrís son bastante recientes, gracias a un proyecto de investigación financiado por la Fundación Rubió i Tudurí, dirigido por las investigadoras Eva Alarcón, Auxilio Moreno y Marta Díaz-Zorita de la Universidad de Granada. La cueva fue descubierta a mediados del año 2013 por un grupo de espeleólogos que se descolgaron poco más de 1,5 m sobre la pared rocosa del barranco de Biniedrís para acabar adentrándose en una cavidad de la roca. Inicialmente, se pensó que se trataba de la conocida como Cueva de Gigante, sin embargo, en poco tiempo se pudo certificar que se trataba de un yacimiento arqueológico diferente.
El acceso a la cueva es muy difícil, ya que se encuentra en la pared vertical del barranco, y este hecho ha podido garantizar que su secuencia estratigráfica quedara inalterada desde las prácticas rituales acaecidas hace aproximadamente unos tres mil años, excepto en la parte central de la cueva donde, en algún momento de la historia, se produjo una intromisión clandestina.
En el interior hay una única sala de unos 8 m² donde se encontraron una ingente cantidad de restos óseos humanos sin posición anatómica aparente, aunque con un cierto orden. La concentración de estos restos se encontraba en la parte más interna de la sala y en ambos lados de la entrada a la cueva. En uno de los laterales se identificó una zona delimitada y diferenciada del resto por troncos de madera que claramente marcaban una segregación del espacio ritual y que contenía los cráneos de al menos dieciocho individuos en dos líneas en paralelo.
Durante el proceso de excavación realizado en 2015 se recuperaron 940 restos humanos, de ambos sexos y de un rango de edad que va desde individuos de un mes hasta los que superan los cincuenta años, que aún conservaban en bastantes casos restos de tejido adherido. También se encontraron restos de objetos de madera, destacando dos peines de pequeñas dimensiones, objetos de metal, cerámica, etc ..
Los datos recopilados han dado mucha información sobre la población que ocupó el espacio ritual de Biniedrís. Los resultados preliminares hacen pensar que se trata de un grupo social determinado. Todos los individuos que morían, independientemente de la edad o el sexo, eran enterrados en la cueva acompañados de sus objetos personales, marcando y dejando clara su identidad tanto individual como colectiva.