El poblado talayótico de Torre d'en Galmés, con una extensión de 4,5 hectáreas,
Se encuentra situado sobre una colina de unos 100 metros de altura desde donde se tiene una perfecta panorámica de buena parte de la costa sur de Menorca. Esta privilegiada ubicación sumado a su gran superficie, hace pensar a los especialistas que este poblado ejercía cierta supremacía sobre el resto de poblados de la isla.
El lugar fue ocupado por el hombre desde el primer momento en que Menorca fue habitada durante el inicio de la edad del bronce y, por los restos encontrados, fue habitado hasta la época medieval. Su máximo esplendor lo vivió desde el 1.200 aC hasta la época romana.
El yacimiento arqueológico de Torre d'en Galmés está formado por un gran número de construcciones, entre las que destacan sus
que en origen tenían una función funeraria.
La zona está museizada y cuenta con un centro de interpretación muy recomendable antes de la visita. Desde el poblado se puede visitar el monumento de
.
Yacimiento arqueológico cedido gratuitamente al Consell Insular de Menorca por la Administración General del Estado, con fines de conservación, restauración, investigación y puesta en valor.
Lunes: acceso libre.
Martes a sábado: de 9 a 20.30 h.
Entrada general: 3 € / Tarifa reducida: mayores de 65 años, jóvenes de 8 a 15 años y grupos (min. 10): 1,80 € / Menores de 8 años, lunes y guías turísticos: Entrada gratuita
Se llega por la carretera de Alaior a Son Bou. En el punto kilométrico 2,2 se gira a la izquierda por un camino rural y se recorren 1,3 kilómetros hasta el yacimiento.
Accesible por el itinerario 16 del Camí de Cavalls (Son Bou - Cala en Porter).
Hay carteles informativos. Hay un
con vídeos explicativos, paneles informativos y reproducciones de material arqueológico recuperado en el yacimiento.
Más información:
Periodo talayótico
Las construcciones visibles en la actualidad fueron construidas durante el periodo talayótico (a partir del año 1000 aC aproximadamente).
La visita al yacimiento comienza por la parte alta del poblado. El primer monumento que encontramos es el círculo 2, una casa talayótica circular con patio central y cisterna. Siguiendo el recorrido apenas detrás del círculo 2 encontramos el círculo 3, del que sólo se conserva la mitad de la planta. Al lado encontramos un espacio amplio sin restos constructivos que hace pensar que fue una plaza en medio de las casas del poblado.
En lo alto de la cresta, alineados de este a oeste, encontramos tres talayots. El término deriva de la palabra atalaya que significa "torre de vigilancia" pero hoy en día, aunque se cree que puntualmente servían como torres de vigilancia, no se tiene clara su función. Es probable que se construyeran por otros motivos, tales como servir de hito en el territorio o como símbolo de poder. De estos talayots se conoce poco, ya que no han sido objeto de intervención arqueológica.
El talayot central, el más grande del poblado, en un momento indeterminado fue desmontado en parte, lo que permite observar la técnica constructiva a base de muros concéntricos superpuestos. Al pie del talayot mirando hacia el sur, está el recinto de taula, que estuvo en uso durante el talayótico final. Es un edificio de planta absidal, con la fachada levemente cóncava y muros ciclópeos de doble paramento, rodeados de pilastras laterales adosadas en el interior. La taula propiamente dicha tiene la piedra vertical parcialmente rota y la piedra capitel caída delante.
Es en este recinto donde se hizo el hallazgo más espectacular de todo el yacimiento: una figurita egipcia de bronce de 15 cm que representa Imhotep, dios egipcio de la medicina. Esta figurita evidencia que en la Menorca del talayótico final llegaban influencias culturales de lugares bien lejanos, y que los menorquines eran capaces de integrar nuevos elementos dentro de su sistema de creencias.
Delante del recinto de taula, al otro lado del camino, podemos ver una casa talayótica con patio central, con el interior excavado. Sigue la pauta de las casas de planta circular, con la entrada orientada al sur, y un patio central con el hogar. Destaca la presencia de un silo en el centro de la construcción, que sería un depósito para los ocupantes de la casa, posiblemente una cisterna para tener agua durante todo el año.
Continuando el camino central y bajando hacia la zona sur del poblado, encontramos un camino a la izquierda que lleva hasta un par de cuevas. La primera es una cueva de enterramiento de época talayótica aunque las tumbas antropomorfas excavadas en el suelo deben corresponder a la época tardorromana. La segunda cueva, conocida como “la del aceite”, en origen sería un hipogeo de enterramiento de época pretalayótica, pero que en época medieval fue utilizada como almazara. En su interior aún se pueden ver restos de la almazara para prensar las aceitunas.
Al final del camino, en la parte sur del poblado, encontramos un conjunto de estructuras formado por los círculos 6 y 7 y una sala hipóstila conocida como recinto Flaquer, debido a que fue excavada, junto con parte del recinto de taula por Joan Flaquer a principios de los años 40 del siglo XX.
La parte posterior del recinto cubierto, también llamado sala hipóstila, se conserva en el estado original mientras que la parte delantera fue restaurada en el año 2004. Dentro del recinto Flaquer encontramos unas columnas construidas con bloques de piedra más estrechos en la base que en el capitel (denominadas columnas mediterráneas). La estructura está recubierta con unas losas de piedra de forma rectangular y no muy gruesas. Todo el conjunto debía ir recubierto de tierra y elementos vegetales para hacerlo impermeable.
El siguiente espacio visitable es el patio delantero del círculo 6 que da acceso al interior del círculo. Es una típica casa de planta circular de la segunda fase de la cultura talayótica. En medio de la casa está el patio central, que sería un espacio a cielo abierto, y a su alrededor se distribuyen las diferentes habitaciones. La zona este parece un espacio dedicado a trabajos domésticos (se han recuperado objetos de metal y de procesamiento de alimentos), y en el lado oeste encontramos tres pequeñas habitaciones posiblemente destinadas a almacén y espacios domésticos. La habitación ubicada en el noroeste sería un espacio dedicado al descanso, ya que se ha encontrado una estructura elevada construida con la misma roca madre (interpretada como una cama), y un brasero para mantener la habitación caliente y alumbrar.
Para visitar el círculo 7 debemos dirigirnos al lado oeste del conjunto, donde encontramos el acceso a la segunda casa. Destaca la presencia de un silo justo en frente de la puerta de acceso. Posiblemente sirvió para el almacenamiento del agua que viniera del patio central del círculo 7,
Lo primero que destaca del edificio es la entrada monumental, formada por jambas monolíticas y dintel. Se pasa un pequeño corredor para llegar al patio central de la casa. Las habitaciones se distribuyen a su alrededor siguiendo un patrón muy similar a otros ejemplares conocidos. La peculiaridad de esta casa es que fue abandonada de forma repentina y sus habitantes no tuvieron tiempo de llevarse ninguno de los objetos que contenía. Así, se ha podido documentar la posición original de las herramientas, recipientes y adornos. Se encontraron incluso objetos que no suelen aparecer con frecuencia en las casas, como cuentas de pasta de vidrio que debían formar parte de collares.
Sin embargo, el hallazgo más sorprendente de este círculo fue el descubrimiento de varios esqueletos humanos en el patio central. Este es un hecho del todo inusual, ya que no se ha documentado ningún otro caso. El estudio antropológico permitió saber que los cuerpos estuvieron expuestos al aire libre en el mismo lugar donde murieron, durante algunas semanas, ya que algunos tenían marcas de dientes de carnívoros. Después, alguien recogió los huesos, agrupándolos en posición fetal y con el cráneo situado al sur.
Este hecho excepcional, junto con el abandono repentino de la casa, se podría relacionar con un evento violento ligado a la Segunda Guerra Púnica.
Al noreste hay otro conjunto formado por dos casas, denominadas edificio 1 y edificio 2. Ambas han sido objeto de excavación arqueológica y ofrecen un resultado muy interesante y diferente respecto de otras estructuras del poblado.
El edificio 1 es una típica casa talayótica pero con la singularidad de que sólo se ha conservado la forma original exterior. El interior fue totalmente reformado, primero en época romana, formando un gran espacio rectangular y nuevas habitaciones, y posteriormente, en época islámica, se modificó toda la zona este y sur, cambiando totalmente el aspecto interior.
El edificio 2 se encuentra situado junto al anterior, separados por un pequeño pasillo. En este caso, la estructura interna se conserva en mejores condiciones en la zona oeste. Aunque también sufrió modificaciones en época romana, la habitación noroeste se conserva con su formato original.
Entre el muro de poniente de los círculos 6 y 7 y el sur de los edificios 1 y 2, hay un espacio que conforma una especie de plaza donde podemos apreciar una serie de silos de varios tamaños que tienen la función de recogida de agua de lluvia. Hay un sistema de canalizaciones que comunicaría un silo con otro para ir decantando el agua para depurarla.
Hay que tener en cuenta que en Menorca no es habitual encontrar agua accesible durante todo el año: los únicos lugares donde es posible encontrar es en los torrentes de los fondos de los barrancos, y Torre d'en Galmés se encuentra a 1, 5 km en línea recta del barranco más cercano, el de cala en Porter. Por otra parte, excavar pozos es muy costoso, ya que las aguas subterráneas se encuentran normalmente a gran profundidad. Es por este motivo que los habitantes de Torre d'en Galmés recogían el agua de lluvia para abastecerse a sí mismos y a sus animales.
Siguiendo el recorrido marcado, en dirección oeste, llegamos al llamado Círculo Cartailhac. Es una casa circular de patio central, un recinto cubierto y un amplio patio delantero, y es uno de los ejemplos de hábitat de época talayótica final mejor conservados de toda Menorca. Lleva este nombre porque fue descrito y dibujado por primera vez por el arqueólogo francés E. Cartailhac, que a finales del siglo XIX vino a las Islas Baleares para hacer un estudio de los monumentos prehistóricos, y se puede considerar uno de los primeros autores científicos que escriben sobre este tema.
Para acceder al conjunto debemos pasar una puerta con dintel, que da acceso a un corredor que antiguamente estaría cubierto. De ahí se pasa al gran patio delantero donde se pueden ver varios ámbitos, dónde destaca la presencia de un horno. Cerca de esta estructura se encontraron anzuelos de bronce, lo que permite proponer que se empezaban a explotar los recursos marinos con más intensidad que en fases anteriores.
Como en otros ejemplos de este tipo de casas, desde el patio central de la casa se accede a las diferentes habitaciones. Cabe destacar el trabajo de la piedra en esta estructura. La misma fachada de la casa es espectacular, formada por grandes bloques monolíticos colocados de forma vertical sobre un zócalo de piedra. Por encima de este se disponen dos hiladas horizontales de grandes bloques. También el acabado de las columnas y los capiteles que delimitan el patio es muy cuidadoso. Por la cronología obtenida durante la excavación, se determinó que esta casa fue construida en el siglo III aC, por lo que la técnica de talla ya estaría más perfeccionada. Así pues, seguramente nos encontramos ante uno de los últimos edificios construidos en el poblado de Torre d'en Galmés.